Conocí una experiencia exitosa de proyectos frutícolas del Ingenio Riopaila-Castilla. Se trata de un emprendimiento con la piña. En efecto, Bengala Agrícola SAS, como se llama este sueño hecho realidad, fue el producto de una larga y seria investigación de mercado a nivel mundial, que finalmente ya está en funcionamiento y con victorias tempranas, como dicen los estrategas, arrojando números interesantes en la exportación de la variedad de piña oro miel.
La siembra de caña de azúcar domina el suelo del Valle del Cauca. Pero el proyecto Bengala se ha abierto paso en zonas de cultivo, gracias a las bondades que ofrece el cultivo de la piña. Se adapta fácilmente a diferentes suelos y climas, y genera mayores utilidades. En la creación de este negocio se distinguen tres etapas: del año 2008 al 2012 fue un sueño, del 2012 al 2013 fue un proyecto, y su consolidación se dio entre los años 2013 al 2016.
Las apuestas de futuro son ambiciosas, la pretensión es desarrollar cerca de 1.100 hectáreas de piña a 2018 y llegar un año después a 1.400. Para ello, no bastarán los terrenos propios del conglomerado agroindustrial (500 hectáreas), sino que, las 900 hectáreas restantes serían contratadas con terceros, quienes se sumarán al proceso, desde la siembra, hasta la venta de sus cosechas y participarán de toda la tecnología.
Este proyecto tiene un profundo impacto desde diferentes aristas. Primero, a través de la diversificación de cultivos, se demuestra que la innovación aporta nuevas formas de producción al sector agroindustrial del Valle, comprobando que no todo está hecho, y que existen alternativas para aprovechar mejor las tierras, ¡no todo poder ser caña! Segundo, se contribuye a la economía de la región y de la nación, fortaleciendo su oferta exportadora, ya que se apunta a que Colombia con Bengala sea uno de los grandes exportadores de piña a nivel mundial, haciéndole competencia a Costa Rica, país que es uno de los jugadores más sólidos de este segmento. Tercero, es un generador de empleo, tanto directo, como indirecto, superando las proporciones que ofrecen los cultivos de caña de azúcar, en la relación de número de empleados por hectárea. Esto traerá como consecuencia un mayor desarrollo rural, generando oportunidades para contratistas que apoyen la expansión del proyecto, haciendo rentables y sostenibles sus fundos.
Pero si se quiere, uno de los más hondos impactos que tendrá Bengala, es que será un dinamizador de la paz, ya que su enclave inicial está entre los municipios de Pradera y Florida en el Valle y Miranda en el Cauca. Estas zonas, en los últimos años, han vivido las tensiones permanentes del conflicto armado. En el marco del posconflicto, se abren caminos para el empleo rural, aportando desarrollo y estabilidad al campo en la región.
El proyecto Bengala ya ha avanzado en una planta de conservas, jugos, pulpas y no solamente se trata de la fruta fresca, sino también procesada. Se abre un nuevo capítulo agroindustrial.
Estos esfuerzos son sin lugar a dudas, lo que permitirá transformar el campo en el país permitir que tengamos no solo una paz estable y duradera, sino también mucho más equitativa. El Valle del Cauca tiene un gran potencial frutícola. Qué bueno que se convierta en otro gran jugador mundial. Liderazgos como el Belisario Caicedo, alma de este proyecto, son los que necesita el nuevo país.
*Rector Universidad Javeriana Cali.
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