Ya está definido el calendario electoral para elegir por voto popular a los nuevos integrantes del Congreso de la República el próximo 8 de marzo y al Presidente y Vicepresidente de la República el día 31 de mayo. En este segundo caso, siempre y cuando, tal como lo mandata la Constitución nacional, logren obtener más del 50 por ciento del total de votos depositados ese día. De lo contrario, nos iremos con los dos primeros candidatos con la mayor votación a una segunda vuelta, votación que se realizaría el domingo 21 de junio del año 2026.
Paralelo a ello, el Presidente de la República, sin tener en cuenta que lo que más necesita Colombia en los actuales momentos son espacios de diálogos entre diferentes y acciones puntuales en favor de la reconciliación nacional, viene invitando a la recolección de dos millones y medio de firmas en favor de la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, firmas que, en opinión de algunos juristas, son legales y de obligatorio cumplimiento.
Mientras tanto, y como la vida continúa, es bueno que los diversos partidos y movimientos políticos con personería jurídica comiencen a organizar sus consultas y decisiones internas sobre cuáles serán sus mejores candidatos y candidatas a dichas elecciones. Pero, ante todo, cuáles serán sus nortes éticos y compromisos en favor de una Colombia mejor, de regiones, en paz y en favor de la población, pues ellos y ellas, una vez elegidos, conformarán el nuevo Congreso de la República y el futuro presidente o presidenta de Colombia.
Además, serán quienes, por el camino de una nueva constituyente o con las leyes que actualmente existen, opten por el camino de trabajar, de manera conjunta, por una Colombia libre de violencia, corrupción, despilfarros y no tolerante con las desigualdades sociales, los contaminadores ambientales y con todas aquellas personas avivatas que siempre están viendo cómo aprovecharse de los recursos públicos del Estado.
Esos propósitos democráticos no solo son un patrimonio político de los partidos y movimientos políticos con personería jurídica, sino también de millones de colombianos que tienen derecho al voto, que no militan en ningún partido y que, desde su propia experiencia de vida, han demostrado tener nortes éticos y deseos de contribuir a esa Colombia mejor, sin tantos odios, en paz y reconciliada.
Con esos propósitos democráticos, podemos y debemos unirnos, a pesar de nuestras diferencias, para incidir en la escogencia de la persona indicada para ejercer la próxima Presidencia de la República.
En ese orden de ideas y bajo las banderas de ‘Unidos en la Diferencia’, un grupo importante de personas de la diversidad política y social nos reuniremos presencialmente y de manera virtual en la ciudad de Cali, el día 8 de febrero de 2026, en las instalaciones del hotel Spiwak. Un lema central de dicha reunión será “tenemos derecho a pensar y expresarnos de manera diferente”. Esa reunión de ‘Unidos en la Diferencia’ debe constituirse en un buen ejercicio de respeto recíproco de personas que, a pesar de ser diferentes, pueden escucharse sin descalificarse.
Como una de las personas promotoras, tanto a nivel nacional como internacional, de la iniciativa de “Unidos en la Diferencia”, considero que, en esa reunión, deberemos abordar de manera pluralista no solo las características personales y éticas de la persona que contará con nuestro respaldo como candidato o candidata a la Presidencia y vicepresidencia de la República en el año 2026, como también conocer sus nortes éticos y propuestas de gobierno.