Ganas mucha paz cuando aceptas con amor las realidades que no puedes cambiar.
Estás sereno si aceptas hechos o personas con amor, y no te empecinas en un forcejeo agotador.
La aceptación es uno de los valores más importantes de la vida, y te regala calma y descanso.
Creces en aceptación cuando tu fe en Dios es firme, y reconoces que todo se da cuando tiene que darse.
Haces lo que puedes hacer, y dejas todo en las manos de Dios con una confianza serena.
Según los maestros espirituales, todo sucede en su momento justo, ni antes ni después.
Fe es creer que todo estará bien y que, suceda lo que suceda, eres capaz de manejarlo sin derrumbarte.
Con esa fe todo lo aceptas, estás disponible y nada te perturba. Es el secreto de los sabios.