La paz necesita menos testosterona y más mujeres, lo dice Bibiana Aído, quien durante 4 años dirigió ONU Mujer. Tiene razón, en este mundo enrarecido vemos líderes patriarcales y ególatras llevando a sus países a la destrucción. Ya el asesinato de políticos no es un efecto del subdesarrollo, sino una constante en países ricos como Estados Unidos. Bombardeos a supuestos criminales sin derecho a la defensa, aplicando la filosofía Nazi del exterminio. Qué vergüenza que un líder judío no recuerde el holocausto y sea quien dirige los horrores del genocidio reproductivo en Gaza. ¿Es acaso una venganza de hombres desbalanceados mentalmente? El mundo no respeta a las madres que durante 9 meses llevaron a sus hijos en el vientre para que hoy o los asesinen o sean carne de cañón. ¿Qué tipo de sociedades estamos creando? Ni siquiera el medio ambiente pareciera importarles a esos personajes siniestros.

Las mujeres sí protestamos, marchamos y escribimos, pero nuestras voces no se escuchan, pues nunca los pueblos entendieron que en el silencio de las mujeres está la sabiduría de la preservación de la especie humana. La filósofa feminista alemana Heide Gottner Abendroth dice que la solución es el “matriarcado ya”, y ¿el cómo? Con mujeres en el poder. Una masa crítica que practique el maternalismo y la ética del cuidado.

En Colombia sería posible si votáramos por ellas, Gloria Inés Ramírez, Claudia López, Francia Márquez. Gloria Inés ha sido coherente como mujer, madre, autora de la ley Rosa Elvira Celis, que estableció el feminicidio como delito y cofundadora de la bancada de mujeres en el Senado. Como ministra se convirtió en madre de los trabajadores con una reforma laboral dirigida a mejorar el nivel de vida de colombianos y colombianas y una reforma pensional que ayuda a que personas mayores sin ingresos reciban del Estado 120 dólares mensuales, poco a nivel mundial pero mucho para Colombia.

Claudia estableció en Bogotá las manzanas del cuidado y demostró que, aun no siendo madre, aplicó el dar maternal como alcaldesa de Bogotá. Francia quiso ser madre de todos, con su Ministerio de la Igualdad, pero desde un principio, quizá porque tenemos un presidente soterradamente misógamo y a lo mejor racista o envidioso porque sabe que los votos de Francia lo eligieron, le quitó el espacio y la discriminó despiadadamente.

Votemos por ellas, somos más de la mitad del electorado. Hay un movimiento, Mujeres por la Democracia y múltiples asociaciones de mujeres, pero a veces me extraño, pues parecen encantadas por príncipes deseados, Sergio Fajardo, Iván Cepeda. Dicen: “de pronto voto por ellas en las consultas”, ¿pero sí será que una mujer puede con este país? Claro que sí, mujeres y hombres de las nuevas masculinidades a votar por las mujeres.