No ha sido tradicional en Colombia planear para el largo plazo y mucho menos hacerlo en forma desprendida de intereses y presiones. Por ello es digno de mención, dos pilares sobre los cuales el país tendrá que cimentar su futuro: la agenda de competitividad y el Plan Nacional de Desarrollo (PND), cuyo aterrizaje es una gran agenda de obras y acciones para las regiones colombianas, que deben apropiarse y trabajar por el futuro.Cuatro son los caminos que debemos recorrer, si deseamos crecer, mejorar la calidad de vida, el empleo y las condiciones de productividad en nuestro país: infraestructura, innovación, funcionamiento de las instituciones y educación. Si estos caminos no son recorridos con rapidez y determinación, estaremos en los próximos años en serias dificultades. Así las cosas, para cada región existe un conjunto de obras de gran calado que permitirán mejorar la movilidad desde el centro del país hacia los puertos e incrementar también el intercambio del comercio entre ciudades, factor clave en un país altamente dependiente del mercado interno. Esta iniciativa se complementa con una iniciativa de Procolombia que permitirá mejorar las exportaciones de productos originados por pequeñas y medianas empresas para aprovechar las ventajas de los TLC y la devaluación del peso. No en vano el PND contempla que para el 2018 se observe un aumento de las exportaciones no minero energéticas en un 30%.Por otra parte, en materia de innovación, lo que se busca es generar una cultura donde el país aprenda a tener una actitud abierta hacia nuevas iniciativas y desarrollos, haciendo más eficientes los procesos y los productos. Para ello, el PND hace un llamado a la articulación entre la competitividad y la innovación. El primero de ellos, liderado desde Presidencia, por el Alto Consejero para la Competitividad, por las Comisiones Regionales de Competitividad y con el apoyo del Ministerio de Industria y Comercio, avanza con más de 70 clústeres en sectores productivos estratégicos del país y, la segunda, impulsada por las 9 Alianzas para la Innovación que desde Colciencias, cubren 25 departamentos y han beneficiado a más de 4.000 empresarios. Estos ingentes esfuerzos al servicio de nuestras vocaciones productivas continuarán permitiendo la generación de nuevas fuentes de trabajo y de empresas que contribuyan de manera creciente, mediante sus impuestos, a sufragar la eficiencia de los servicios del Estado. Asimismo, estos documentos que marcan nuestro derrotero, esbozan la necesidad de optimizar instrumentos legales y procesos que hagan más eficiente, por ejemplo, el funcionamiento de la justicia. No obstante, el gran reto, es mejorar la articulación institucional del país, donde exista una verdadera integración de sistemas transversales, por ejemplo, entre emprendimiento e innovación y entre infraestructura y logística, que puedan tener alcance nacional y produzcan alto impacto. En educación, no cabe duda que destinar la cifra más alta del presupuesto nacional a este concepto, es la señal clara de un gobierno que cree firmemente que el mayor factor de movilidad social, es el conocimiento. Todo esto confluye en tres factores importantes: capital humano, empresa y región. Porque de nada valen los avances en las vías, aeropuertos y puertos, si la eficiencia en la movilidad, se encuentra hoy día por fuera del libre mercado y en mano de conductores indisciplinados. Si el país no se apropia de forma determinante del concepto de empresa y las regiones no comprendan que el desarrollo solo lo pueden impulsar ellas mismas; seguiremos atados a una visión cerrada, poco cosmopolita y en consecuencia, mantendremos bajas condiciones de desarrollo. De ahí la importancia de ser conscientes y apropiarse de estos planes y del propio destino.