Humberto de la Calle Lombana inició una de sus excelentes columnas dominicales en El Espectador autorizando a sus críticos que podían comenzar a insultarlo, como es de usanza en la prensa nacional, que inexplicablemente abre sus páginas para que unos insensatos agredan a los columnistas por la elemental razón de no compartir sus opiniones. Yo digo que esos no son foros sino alcantarillas.

Con esta nota espero recibir insultos surtidos, pero como estoy curado de espantos, abro plaza diciendo que el senador estrella de la Alta Cámara es Roy Barreras pues no hay otro que se levante sobre el nivel de las medianías que se apoderaron del augusto recinto.

El senador Barreras en los últimos periodos legislativos ha estado en todo, por dentro y por fuera del Capitolio. Cuando Álvaro Uribe declaró la guerra política a Juan Manuel Santos, que había fundado el Partido de a U para apoyar la reelección de Uribe, Roy se dedicó a desalojar al uribismo de esa colectividad a fin de que continuara colaborando con el proyecto de paz de La Habana. Eso obligó a Uribe a crear el Centro Democrático.

En el momento en que el proceso de paz con las Farc naufragaba en Cuba, Santos se valió de Barreras para que enderezara el asunto y fue decisiva su intervención para que culminara el acuerdo, que sin ninguna necesidad Santos llevó a plebiscito, que se perdió por la oposición tenaz que Uribe y su séquito le montaron, con toda esa batería de argumentos falsos, emberracando a la gente, como dijo el lenguaraz gerente de la campaña por el ‘no’, Juan Carlos Vélez Uribe.

Barreras en las sesiones plenarias le planta cara a la bancada del Centro Democrático y le canta las 40 al mismísimo jefe, que no es ninguna pera en dulce. Excelente orador parlamentario, Barreras desbarata mitos, enfrenta ataques, defiende el acuerdo y hace parte de cuanta comisión se integra para resolver problemas de la implementación de ese pacto.
Y como tiene fluida comunicación con los excomandantes desmovilizados, les hace entrar en razón, y ahí están en sus curules de Senado y Cámara apostándole a la paz, y no ha vuelto a sufrir Colombia ningún acto criminal por parte de miembros de las antiguas Farc.

Roy también tiene buena relación con la literatura y es buen escritor. Su novela Polvo eres es un texto que se lee con facilidad por la buena prosa que vierte en sus páginas.

He sido duro crítico del senador Barreras y aquí en este espacio le he dedicado columnas afeándole algunos de sus múltiples movimientos políticos pues lo he visto saltar por varios partidos: Liberal, Nuevo Liberalismo, U, y por último, leal con el expresidente Santos. Jamás ha menguado su cordialidad conmigo y siempre que topo con él me recibe con amplia sonrisa.

Definitivamente, en medio de la mediocridad que cunde en la política nacional, Barreras figura en puesto de excepción. Y para que los insultadores se solacen, digo que está a la altura de los grandes parlamentarios que han pasado por el Capitolio Nacional.

Bajo su cúpula han desfilado los magnos oradores de nuestra política. La lista sería infinita pero puedo mencionar a José Manuel Saavedra Galindo, Laureano Gómez, Carlos Lleras Restrepo, Carlos Lozano y Lozano, Darío Echandía, Fernando Londoño y Londoño, Silvio Villegas, Gilberto Alzate y Jorge Eliécer Gaitán.

Mi amigo Roy no se les queda atrás pues aporta a sus intervenciones una lógica contundente que deja sin piso a los adversarios.