- Vení vos, Jorge, ¿qué es un legado?
- En derecho, según lo aprendí en clase de Sucesiones en la Externado, es un bien, mueble o inmueble, que el testador asigna a una persona llamada legatario. ¿Por qué me haces esa pregunta?
- Porque María Fernanda Cabal habla de que hay que preservar el legado de Uribe. Susana Correa dice que hay que salvaguardar el legado de Uribe. Paloma Valencia grita que hay que difundir el legado de Uribe. Y yo no veo cuál es el legado del expresidente.
- Ni lo verás nunca porque no existe tal cosa. Lo que esas damas desean expresar es que se debe conservar para la posteridad los beneficios que el jefe de ese trío ha dado a la patria.
- ¿Y no ves ningún legado, ni grande ni pequeño?
- Ninguno. Eso de la seguridad democrática no existe, como se pudo apreciar en este desgobierno del pupilo de Uribe. No hay un libro escrito por Uribe; ni un modesto ensayo de ciencia política; ni registro de discurso memorable en el Senado. Sí hizo aprobar una reforma constitucional con métodos torticeros, que le permitió su reelección, y por la que fueron a dar a la cárcel dos de sus ministros y una representante a la Cámara.
- Entonces, ¿estas señoras están convencidas de que hay un legado y que Colombia es la legataria?
- Déjalas que gocen con eso. Lo que pasa es que no hay colombiano sensato que se coma ese cuento.
- Pasando a otro tema, ¿está Duque interviniendo en política en vísperas de la elección presidencial en la que se juega el futuro del país?
- Esta es la más descarada intervención en política de un presidente en ejercicio, actividad que prohíbe expresamente la Constitución Nacional, y eleva a delito el Código Penal. Duque alega que lo hace en ejercicio del derecho a la libre expresión y que lo seguirá haciendo en defensa de la democracia.
- ¿Y tiene razón con ese argumento?
- Ninguna. Duque es presidente de todos los colombianos, incluidos los que no votamos por él, y es el guardián de la unidad nacional. Al tomar partido por uno de los candidatos en la actual campaña no sólo viola el artículo de la Carta, sino que desciende a la arena del combate político.
- ¿Quién puede llamarlo al orden?
- La Procuradora, pero no lo hará porque ella es una de las fichas de bolsillo del Presidente. Pero ya se presentó denuncia ante la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes para investigar esa conducta perversa.
- ¿Y qué opinás de lo que dijo en el Consejo de Seguridad de la ONU?
- Lamentable. Afirmar que ha apoyado el Acuerdo de Paz, cuando todos sabemos que ha pretendido ‘hacerlo trizas’, como lo piden sus copartidarios, es una afrenta al país. No es de buen recibo mentir en ese organismo internacional, en el que el embajador ruso le cantó la tabla al sostener que eso de ‘paz con legalidad’ no es lo que ese Consejo había avalado cuando se suscribió el acuerdo del Estado con las Farc.
- Falta un mes para las elecciones. ¿Cómo las ves?
- Creo que un país tan polarizado y con tan graves problemas económicos y sociales, se necesita un presidente que dé tranquilidad a todos. Un presidente que una y no divida. Un presidente con alta capacidad para gobernar bien.
- ¿Y ése quién es?
- Sergio Fajardo. Si Colombia quiere recuperar la senda del progreso y de la paz, debemos elegir a un candidato de las excelencias de Fajardo.
Sufragar por cualquiera de los extremos, es un salto al vacío.
- Bueno, Jorge, entonces a votar por Fajardo.