Aunque te parezca extraño, cambia ideas preconcebidas y piensa en Dios como Fuente creadora, como Madre y como Padre.
La primera vez que le dije a Dios: “Te amo Dios Madre y Padre, te amo con todo mi ser”, no fue fácil. Ahora lo disfruto.
Todos fuimos mal educados en una cultura patriarcal que relegó lo femenino a un segundo o tercer plano.
Gracias a Dios eso ha cambiado, pero aún predomina una visión machista que limita y discrimina.
Necesitamos prescindir de ideas estrechas y valorar lo femenino y lo masculino en cada ser.
Ver a Dios como Madre es hermoso y abre puertas a todo lo bello y a una espiritualidad sin barreras.
Nuestros antepasados adoraron a Dios así y se cree que esa visión estuvo antes que la imagen paterna de la divinidad.
Dios, Madre y Padre, nos das un corazón plural, una mente que une y una fe universal. Gracias por tanto amor.
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