Historias de empresas. De vida, de universidades. Temas seductores. Revelan dificultades y oportunidades en una sociedad. Además, lo que voluntades comprometidas de una, más personas o una familia son capaces de lograr.

La hazaña de Bill Gates, la de Jeff Bezos, la de Elon Musk, o la de Steve Jobs y otras similares debieran estar a disposición de los jóvenes para inspirarles grandes propósitos.

Entre nosotros es urgente hacer algo parecido con quienes han llegado muy lejos casi a partir de cero. Luis Carlos Sarmiento, Carlos Pacheco, Arturo Calle, Claudia López, Gustavo Petro, Julio César Turbay, Marco Fidel Suárez, David Vélez y tantos otros que no han sucumbido ante las dificultades sino las han superado con determinación y legítima ambición.

En universidades, mucho debiera divulgarse porque existen ejemplos de cómo al objetivo buscado puede llegarse por diferentes caminos. El que inició en 1948 el joven Mario Laserna, al fundar la Universidad de los Andes, es paradigmático.

Destaco el proceso de construcción de una universidad que merece reconocimiento y debe servir de ejemplo. La Universidad de Boyacá, a la cual me he aproximado gracias al testimonio de Osmar Correal Cabral quien, con su esposa Rosita (Rosita Cuervo), materializó lo que denominan, con razón “Nuestra Obra: hecha a pulso”. Cumplido sueño.
Humberto Serna, exrector de la Universidad Pedagógica Nacional, se refiere así a esta gran realización: “La juventud encontrará en esta gran obra no sólo la reflexión de un realizador, sino guía e inspiración para su compromiso con el futuro. Los educadores, testimonio de quien con hechos concreta sus sueños. En el país el ejemplo de cómo con constancia y fe se puede construir una sociedad mejor”. Palabras autorizadas que me eximen de comentarios adicionales.

Osmar y Rosita no subestiman ni ocultan su formidable tarea desde cuando a mediados de 1977 comentaron la idea de fundar una universidad, y aprovechar la experiencia educativa de ambos. Osmar Correal había sido Rector de la Universidad Nacional. Antecedente que habla bien de su ambicioso propósito pues conocía la complejidad y los ingentes esfuerzos de semejante proyecto sin mencionar costos y otros factores. El 22 de septiembre/1979 protocolizaron el Acta de Fundación en la Notaría Segunda en Tunja, como Corporación Educativa Superior.

Su desarrollo y el cambio legislativo colombiano al respecto, obligaron nuevas formas institucionales, algunas con enormes tropiezos que, dirigentes como Rodrigo Escobar Navia, exministro y exrector de la Universidad de los Andes, ayudaron a superar.

Gran cosa poner en marcha una universidad en ciudad pequeña y departamento que no contaba con los recursos y potencial de Antioquia, Valle del Cauca, o Barranquilla. Icesi en Cali, Eafit en Medellín; Universidad del Norte en Barranquilla, son ejemplos de propósitos similares bien logrados, y otros, admirables.

Destaco características no comunes y no siempre positivas. Uniboyacá es ante todo esfuerzo familiar, el matrimonio Osmar-Rosita y luego y ahora, sus hijos Camilo, Rodrigo y Andrés. Es caso digno de estudio porque otros exitosos durante décadas, comienzan a dar signos de crisis.
Debo mencionar que no parece haber grandes donantes nacionales o extranjeros. Y mantiene excelentes vínculos internacionales.

Encomiable el reconocimiento a la contribución de decanos y profesores. No siempre se registra esa dimensión, que en la vida universitaria es clave.

Hay valioso legado para mantener y fortalecer. Misión, tan difícil como la conseguida, parece estar clara y marcha por buen camino.