Resonancia significa vibrar en la misma onda, sintonizar con hechos o situaciones que compaginan con lo que se es. Resonancia es entonces algo semejante a ‘estar de acuerdo’, a ser igual, a concordar. Resonancia es un eco de tu sentir. Como si afuera te devolvieran parte de lo que tú eres. Te reconoces y te reconocen. Un espejo está frente a ti y te miras en él y sabes que eres tú. Ese soy yo. La resonancia entonces es reconocerte afuera, reconocer algo tuyo en ese exterior. En psicología hablaríamos de proyecciones.
Podríamos convertirnos en investigadores de nosotros mismos evaluando con qué se resuena. ¿Qué te atrae? ¿Qué clase de información te interesa? A la distancia se la nombra como vacío y se habla de vacíos entre los objetos o las personas. Pero está más que demostrado que ese vacío no existe. En ese espacio ‘vacío’ hay energía, hay comunicación, existen ondas que conectan un lado con otro, ondas que afectan e impactan.
Podría decirse que esas ondas de esa energía te ‘tocan’, te invaden, te alteran o te tranquilizan. La información, el poder más grande del mundo actual, fluye por ese vacío. Conecta, unifica, resuena. Las ondas de la información o de la energía todo el tiempo ‘pasan por ti’, se introducen en ti, se mezclan con lo que eres, con tus órganos, con tu sentir y vuelven a ‘salir’. Entonces estamos en un continuo fluir de energía y de información. Cuando salen de ti, tienen algo tuyo, tu marca, y de esa manera le ‘aportan’ al mundo tu sentir.
Es así como estamos todos conectados. Se ha dicho en términos científicos que bastan sólo 8 días para que todo tu cuerpo se haya ‘impregnado’ del exterior y ya no eres el mismo de hace 8 días porque has sido permeado del afuera. Intercambio continuo de partículas, ondas, emociones, que te ‘contaminan’, ensucian o limpian de lo que existe a tu alrededor.
Nadie, con un mínimo de conocimiento, se atreve a poner en duda que aquello que llamamos materia (lo que ‘materializa’ los objetos) es energía condensada. Como quien dice que todo lo que existe, lo que nos rodea, es energía. Pero el que no podamos verlo con los ojos físicos, no significa que no exista. Cierre los ojos y el mundo no desaparece, solo porque no lo veas… No vemos el pensamiento ‘en físico’ pero no se puede dudar de que ‘si’ existen los pensamientos. Igual sucede con la energía. Está allí, conectada con tu ser.
Los otros nos tocan con lo que son, así como tú ‘tocas’ a los otros con tu existencia. ¿A quiénes permito que me toquen? ¿Qué autorizo que ‘entre’ e intercambie energía conmigo? Porque no solo al respirar se intercambia energía. Ni tapándote la boca impides ser ‘tocado’ por la vibración que te rodea y que resuena contigo. Estamos totalmente conectados unos y otros de manera que mi responsabilidad social con el afuera no se limita a pagar impuestos y votar. Cada uno de mis actos y de mis palabras ‘rebotan’ o resuenan en mi entorno.
Y ahora que estamos tan preocupados con la situación mundial, ¿Cuál es tu colaboración en el crecimiento de este caos? Porque sí contribuimos al despelote mundial desde lo que somos. De allí que no se necesiten leyes o mandatos oficiales para asumir la responsabilidad. Existir, respirar, hablar, es ya un compromiso personal. Es absurdo que nos vamos de este mundo sin haber contribuido, al menos, a que sea mejor de cuando llegamos. ¿Puedo dar fe de ello?