Escuchar a Pablo D’Ors, distinguido visitante del Hay festival en Cartagena 2023, autor de ‘La biografía del silencio’ (Galaxia Gutemberg, S.I. Primera Edición Colombiana, Enero 2023), es confirmar que es posible vivir más plenamente si somos capaces de atrevernos a meditar.

Es un libro de formato pequeño que en poco más de 100 páginas habla de la meditación como una experiencia espiritual transformadora. Espero que la selección editada de unos pocos párrafos de esta joya sirva para animarlos a su lectura:

“Meditar es sentarse, respirar y acallar los pensamientos. La meditación nos lleva a descubrir el maestro interior que nos pone ante la evidencia para que sonriamos. Esa sonrisa indulgente y benévola es infinitamente más eficaz de cara a la propia transformación, que cualquier censura o reprimenda”.

“La meditación evita la dispersión, combate el egocentrismo y hace que el hombre deje de soñar consigo mismo. Permite que la persona se vuelva más humilde y se dé cuenta que el mundo no depende de ella. La meditación es una confrontación que busca la plenitud. Es vencer la gran dificultad de estar en silencio con uno mismo y combatir la tendencia a huir de sí mismo. Pero la plenitud no se logra merced a numerosas y/o intensas experiencias, pues la cantidad e intensidad sólo sirven para aturdir. El hombre no está hecho para la cantidad sino para la calidad”.

“En el amor auténtico no se espera nada del otro; en el romántico, sí. El amor romántico es esencialmente la esperanza de que nuestra pareja nos dé la felicidad. El otro es entonces simplemente, una excusa, una pantalla de nuestras expectativas. Por eso suele pasarse tan rápidamente del enamoramiento al odio o a la indiferencia, porque nadie puede colmar expectativas tan monstruosas. Cuanto más confianza tenga un ser humano en otro, mejor podrá amarle; cuanto más se entregue el creador a su obra, más perfecta le saldrá. Para escribir, vivir o amar no hay que amarrar sino soltar, no hay que retener sino desprenderse. En el amor, el arte y la meditación la clave está en la magnanimidad del desprendimiento”.

Sobre la realidad y el sufrimiento nos recuerda que “la meditación es una escuela de apertura a la realidad y que no hay nada tan liberador como una realidad, sea la que sea. La tristeza y la desgracia están ahí para nuestro crecimiento. Reaccionar ante el dolor con animadversión es la manera de convertirlo en sufrimiento. Sonreír ante él, en cambio, es la forma de neutralizar su veneno. Lo que nos hace sufrir son nuestras resistencias a la realidad. La lección de la realidad, que es la única digna de ser escuchada, no la aprendemos sin dolor. El dolor es nuestro principal maestro. La meditación nos enseña a trabajar por el dolor, a lidiar pacíficamente con él; es por ello el arte de la rendición”.

Para animarse a meditar es preciso entender que meditar no es difícil, pues cualquiera lo puede hacer. Lo difícil es querer meditar. Al principio cualquier meditación aún la más corta, aún la más dispersa, es buena para nuestra alma. Pues nos ayuda a no estar distraídos por la preocupación, los sentimientos de culpa, la rabia o el miedo. Sentarse a meditar en silencio es casi siempre lo mejor que se puede hacer.