Caracas vive una nueva escalada de tensión internacional tras el anuncio del presidente Nicolás Maduro sobre el despliegue de 15.000 efectivos de seguridad en la frontera con Colombia, en el marco de lo que el gobierno denomina una “operación antidrogas”.
El anuncio se produce justo cuando Estados Unidos confirmó el envío de tres destructores lanzamisiles y otros equipos militares al Caribe, cerca de la costa venezolana, bajo el argumento de combatir el narcotráfico internacional.
“Van a ir 15.000 hombres y mujeres bien armados, bien entrenados y bien preparados para reforzar toda la zona binacional”, dijo Maduro durante su programa televisivo semanal. “Venezuela es territorio limpio y libre del narcotráfico, libre de sembradíos de coca y de producción de cocaína”, insistió.
La medida coincide con las acusaciones de Washington contra Maduro y figuras de su entorno, como el ministro del Interior Diosdado Cabello, a quienes señala de liderar el llamado Cartel de los Soles. El gobierno estadounidense incluso ofrece 50 y 25 millones de dólares por información que permita capturarlos.
Cabello respondió con críticas directas a la estrategia militar de Estados Unidos:“¿Por qué no despliegan sus flotas en el Océano Pacífico, por donde sale el 87% de la droga de Colombia, según Naciones Unidas? Aquí combatimos las narcobandas y hemos decomisado más de 52 toneladas de drogas en lo que va del año”, afirmó.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez calificó la llegada de los buques estadounidenses como una “agresión psicológica”, y recordó que los barcos que salen de Venezuela hoy son principalmente petroleros, incluso algunos cargados para Chevron rumbo a Estados Unidos.
Los tres destructores desplegados por Washington USS Sampson, USS Jason Dunham y USS Gravely pertenecen a la clase Arleigh Burke, considerada una de las más avanzadas del mundo. Están equipados con el sistema de combate Aegis, misiles Tomahawk, armas antiaéreas y antisubmarinas, además de capacidad de ataque terrestre.
Cada uno puede llevar una tripulación de 329 personas, desplazar hasta 10.000 toneladas y alcanzar velocidades de más de 56 km/h. Además, cuentan con hangares para helicópteros y capacidad para lanzar ataques de precisión de largo alcance.
Según analistas militares, la presencia de este equipamiento, junto a un escuadrón anfibio con 4.500 efectivos a bordo, representa una “fuerza disuasoria formidable” más allá de la lucha antidrogas.
El presidente venezolano denunció que la acción de Estados Unidos constituye una violación al derecho internacional y a la Carta de Naciones Unidas. “Estamos viviendo una coyuntura de frenesí enloquecido, de amenazas a granel. Un ataque contra Venezuela es un ataque contra toda América Latina y el Caribe”, declaró.
Asimismo, anunció que se abrirá el registro militar para reforzar las filas de la milicia, que según el mandatario ya suma 4,5 millones de integrantes en todo el país.
La tensión entre Caracas y Washington crece en medio de acusaciones cruzadas, mientras Estados Unidos insiste en que el despliegue busca frenar el tráfico de drogas hacia su territorio, el gobierno venezolano asegura que se trata de un movimiento con intenciones políticas y militares.