El experto peruano Ricardo Soberón analiza las políticas antidrogas de América y habla sobre el uso del glifosato.
Ricardo Soberón, abogado peruano, es un analista en política internacional de seguridad, quien estuvo a cargo del Programa de Fronteras de Consejería en Proyectos (PCS), en Bogotá y luego diseñó la política antidrogas del gobierno de Ollanta Humala. Actualmente es Director del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos (CIDDH).
Soberón, quien en las últimas semanas visitó Cali como invitado especial en el II Diálogo sobre la política de drogas del Ministerio de Justicia, analizó la actual política contra el narcotráfico y habló sobre las fumigaciones con glifosato, que calificó con nefasto.
Con el reciente informe de la Organización Mundial de la Salud acerca de las fumigaciones con glifosato las aspersión en la lucha contra el narcotráfico están en el ojo del huracán. ¿Usted cree que son necesarias para disminuir los cultivos?
En mi tierra hay un dicho que dice a cocachos aprendí. Uno va implementando cosas, obtiene resultados inmediato y luego te das cuenta que los ciclos se repiten porque estamos ante un problema global. Y te pones al pensar en el costo de haber obtenido una reducción de 142.000 a 48.000 hectáreas, cuál es, si el problema es el mismo.
En el año 91 hubo un ensayo en Perú para autorizar las fumigaciones durante el gobierno de Alan García y se vio que no era conveniente.
Mientras Estados Unidos insiste en que no es dañino la OMS dice que es cancerígeno.
Con el glifosato con cualquier otros producto que se tuviese indicio que pudiese ser perjudicial, no solo para la salud humana sino para productos agrícolas normales, yo ya lo pondría en tela de juicio. Se que en Estados Unidos lo usan para matar la mala yerba en las vías férreas, pero no lo usan para matar las malas yerbas en el maíz. Yo he conocido de esas denuncias de problemas de salud, y para mi sería suficiente motivo para proteger a mi población.
¿Por qué cree que no ha tomado la decisión? ¿Sería por la presión e influencia de Estados Unidos?
Es la capacidad que han tenido los gobiernos norteamericanos para hacer prevalecer su opinión en las políticas antidrogas. Políticas que ellos no implementan en sus territorios pero sí en terceros países. Más temprano que tarde, Colombia va a entender que el ejercicio de la fumigación es nefasto, traslada problemas, el efecto globo.
¿La sustitución de cultivos es una forma de reemplazar los resultados de las fumigaciones?
Las soluciones que nos dan para el desarrollo rural son los cuatro fantásticos, café, palma, cacao y palmitos, nos venden eso como si fuera la panacea y ninguno de esos cuatro monocultivos responden a la vocación de la Amazonía. Tenemos que mejorar nuestra capacidad frente al narcotráfico. Es clave entender lo de los mercados internos, no puedo vender desarrollo rural pensado solo en las exportaciones. Son importantes, pero limitadas. Crear competencias de productos internos que no compitan con los que llegan de otros países que subsidian la agricultura.
Colombia lleva 20 años o más con su lucha contra las drogas y ha logrado reducir las hectáreas sembradas, actualmente Perú es, según la ONU, el país con más coca sembrada.
Esa historia de años es la que le da la legitimidad a Colombia para pararse en Naciones Unidas y decirles esto no está funcionando.
Después de la finalización del Plan Colombia, la respuesta del narcotráfico a las acciones de interdicción fue trasladar sus cultivos y desde el 2006 empezamos a notar un aumento en los cultivos en el Perú, particularmente en el Valle del Río Apurimac. Lo que se esconde es una respuesta empresarial del narcotráfico internacional que cada vez busca ser más eficiente.
Colombia es considerada un ejemplo en la lucha contra el narcotráfico, ¿cree qué se ha ganado esa guerra?
Si yo dijera que hay un país ganador para qué vamos a revisar, evaluar y analizar. La comunidad internacional estás perdiendo esta guerra contra el narcotráfico, en términos de muertos, presos, adictos, pobres Tanto Estados Unidos como los países Latinomericanos. He aprendido mucho de la experiencia colombiana en temas específicos, como el control de químicos, concertación con productores, el aprender que la fumigación per se no es un instrumento válido y sobre todo en el rol diplomático.
¿Usted está a favor de la legalización o mejor dicho regulación?
Se debe hablar es de regulación, tenemos persas posibilidades. Creemos que en política antidrogas es blanco y negro pero hay persas tonalidades de gris.
No podemos dedicar los recursos en perseguir los eslabones más vulnerables de la cadena, debo utilizar mi peso para atacar a los eslabones fuertes de esta cadena, dónde está el poder financiero. Eso es un cambio indispensable. Y Tenemos que tener unas políticas públicas de salud mental y prevención, lo que lamentablemente es el último eslabón en las políticas de nuestros países y ese es un deber en conjunto para. De hecho, Naciones Unidades también tiene esa deuda porque sus presupuestos son pobrísimos en prevención. El verdadero origen del problema de las drogas es de salud.