El robo hormiga en realidad puede ser tan grande como un elefante. Esta semana apenas las autoridades capturaron a 6 de los 23 integrantes de una banda bautizada como ‘Los mecheros de Terrón Colorado’. Los acusan de cometer 137 hurtos en diferentes ciudades del país.

Son, en su mayoría, familiares. Padres, hijos, tíos, primos. Se dedicaban a hurtar sistemáticamente pequeñas cantidades de mercancías de almacenes de ropa, supermercados, tiendas de calzado. También autopartes y asaltaban a incautos a través del cosquilleo o el raponazo.

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En una ocasión se llevaron 32 prendas en solo una ‘visita’ a un almacén, camuflando la ropa en bolsas con recubrimientos de aluminio para evitar activar las alarmas de los detectores ubicados en la salida.

Un informe de Fenalco y la empresa We Team Ltda dice a propósito que en 2015, el 18 % de las “mermas” de los establecimientos comerciales en el país se debió justamente al robo externo. (Merma es la disminución del inventario).

En 2016 en Colombia se detectaron 129.544 casos de estos hurtos ‘hormiga’, incluyendo los cometidos tanto por gente externa a los comercios como por empleados. Parece fácil hacerlo y las pérdidas para el comercio son millonarias: $190.000 millones al año.

El ‘encanto’ del robo hormiga para el delincuente es justamente que puede ganar mucho sin exponerse demasiado. Hasta hace un par de años los casos de los capturados terminaban archivados. Sin embargo aquello está cambiando. Por lo menos en Cali.

“Los casos de personas que se dedicaban a robar en los supermercados o en los almacenes de ropa quedaban sin sentencia o con castigos mínimos. Si los capturábamos hoy, al día siguiente estaban libres y a la semana reincidían con total desfachatez. Conocían la debilidad de la justicia para castigar un robo aparentemente pequeño, de menor cuantía. Pero desde que la Fiscalía modificó su método de investigación, esto cambió. Los capturados de esta semana serán acusados por concierto para delinquir y tendrán que pagar penas de entre 4 y 8 años de cárcel. La investigación frente a esta banda debe ser un ejemplo para el país y una manera de frenar o por lo menos disuadir el robo hormiga”, dice uno de los investigadores del Grupo Especial de Casos Priorizados de la Fiscalía. Fue de hecho quien lideró las pesquisas para capturar a Los Mecheros de Terrón.

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El asunto, entonces, es más o menos así: hasta 2012, la Fiscalía investigaba caso a caso, sin analizar necesariamente el contexto. Es decir: si alguien se robaba algo, la persona era indiciada y su caso puntal se debía resolver con una sentencia absolutoria o condenatoria.

Ahora la Fiscalía aplica algo que los expertos llaman precisamente “investigación en contexto”. Consiste en agrupar los delitos reiterados que están llegando a los despachos, asociar los que compartan similitudes, y así investigar desde los modus operandi de los delincuentes hasta trazar el perfil de una posible organización criminal.

“No se investiga un robo como tal, una persona en particular, si no, todo el contexto en el que están sucediendo estos robos. Y con esa información se priorizan los delitos a seguir”.

Justamente por este trabajo, en la Sección de Análisis Criminal de la Fiscalía les empezó a generar curiosidad las coincidencias que estaban presentando los robos hormiga.

“Nos llamó la atención el hecho de que se venían presentando una serie de capturas por este delito de personas reincidentes. Las capturaban, las dejaban en libertad, y volvían a lo mismo. Además, en su mayoría, eran familiares. La madre registraba varias capturas por robos en supermercados y tiendas de ropa, lo mismo que la hija, y otros familiares. Otro dato que nos causó interés es que en las direcciones que dejaban en los arraigos una vez eran capturados, eran en su mayoría del mismo sector: Terrón Colorado. Ahí nació la investigación”.

Los Mecheros de Terrón resultó ser toda una banda dedicada al robo hormiga, integrada por dos clanes familiares entre los que había especialistas en distintas formas de hurto.

Están justamente los mecheros. Son los que entran a un almacén, algunos se encargan de distraer a los vendedores mientras los otros simulan medirse ropa al tiempo que ocultan las prendas en bolsas que en su interior tienen un doble fondo en aluminio que evita que las etiquetas sean detectadas a la salida de los almacenes, 

O también utilizan falsas bolsas del establecimiento - y falsos tiquetes - para engañar a los guardas de seguridad.

Otros se dedicaban al cosquilleo en estaciones del MÍO o en el centro de la ciudad y otros se encargaban de robar partes de carros.
“Todas estas modalidades las alternaban entre ellos. Y para movilizarse utilizaban motos y taxis. No eran delincuentes comunes como se pudo pensar en un primer momento”, explica el investigador del Grupo Especial de Casos Priorizados de la Fiscalía.

Los municipios en donde más robaban eran Cali, Yumbo, Palmira, Buga, Santander de Quilichao. También tienen denuncias en Armenia, Pereira, Medellín y Envigado.

En Cali se movían sobre todo en el Centro Comercial Jardín Plaza, Chipichape, Almacenes la 14, el Centro Comercial El Tesoro. Al mes, según los cálculos de los investigadores, podrían tener ganancias de $20 millones.

“Los supermercados y almacenes afectados por estos robos hormiga estaban de alguna manera decepcionados con el trabajo de las autoridades. Pese a sus denuncias, los casos quedaban archivados. Sin embargo, con los resultados contra Los Mecheros estamos demostrando que cambiamos la manera de abordar este delito para dar resultados y castigar realmente a los responsables de estos robos que a la larga generan grandes pérdidas para el comercio. Es como quien se roba una tonelada de papas yendo a diario a llevarse una arroba. Al final se lleva todo. Es ese todo lo que empezamos a investigar y a priorizar para realmente demostrarle al juez que estas personas deben estar en la cárcel”.

Sin bolsas, ¿cómo controlar?

Según la investigación de Fenalco y We Team Ltda, entre los robos que sufren los almacenes, el 50,9 % corresponde a robo externo y el 41,7 % al robo interno, es decir, el cometido por los mismo empleados.
Y entre los robos externos, igualmente, casi la mitad es cometido por bandas organizadas. “El robo por bandas organizadas toma una nueva dimensión, siendo hoy en día percibida como la culpable de al menos hasta el 46 % de los casos”, se lee.

Sin embargo, una gran parte de los hurtos son cometidos por personas del común que quizá piensen que es incluso un derecho tomarse un yogurt sin pagarlo mientras hacen un mercado, o que consideren que al robarse un chicle nadie lo va a notar.

Por ello, en los supermercados se preguntan si acaso, tras el nuevo impuesto a las bolsas plásticas que les permite a los consumidores salir con sus productos en la mano si no desea pagar una bolsa, podrían incrementarse los hurtos hormiga y las estrategias para cometerlos.

De hecho, un representante del Grupo Éxito explicó - de manera extraoficial - que en los almacenes se aumentarán los controles de los guardas de seguridad a la salida, verificando con mayor detenimiento que los productos registrados en la tirilla de compras correspondan a lo que lleva cada cliente. También se aumentarán los controles en las cajas para garantizar que todos los productos sean registrados y no quede alguno en los carros de mercado.

“Y a la gente hay que advertirle que este tipo de hurtos son prioridad nuestra pues la afectación a las comerciantes es enorme”, asegura el investigador del Grupo Especial de Casos Priorizados de la Fiscalía.