En medio de las montañas del corregimiento de Calucé, en Palmira, se encuentra ‘La Isabela’, una finca que huele a tradición, oportunidad y resiliencia. Su propietaria, Olga Gómez, no imaginaba que aquel emprendimiento que comenzó como venta de domicilios terminaría convirtiéndose en un símbolo del renacer del Corredor Turístico del Nima, una zona rica en biodiversidad y cultura campesina.
Hace tres años, animada por Smurfit Westrock y su Fundación en Colombia, Olga tomó la decisión de instalar mesas al aire libre, adecuar un espacio acogedor y ampliar su menú. “La Fundación Smurfit Westrock me dio el valor para arriesgarme. Me ayudaron con los insumos para construir la cocina, el baño, las mesas... Fue una bendición”, dijo entre risas.
El restaurante, atendido por su familia, ofrece platos típicos como el sancocho de gallina, bandeja paisa y tamales, todos preparados con ingredientes cultivados en la propia finca. A través de un proyecto de seguridad alimentaria también promovido por la fundación, Olga ha mantenido una huerta y un criadero de pollos que alimentan su negocio y el de su comunidad.
En trabajo conjunto con su asociación local, Asturnima, Olga no solo mejoró su calidad de vida, sino que se convirtió en referente del turismo de naturaleza que hoy caracteriza al corredor, afirmando que todos se han “unido como comunidad”.
Apuesta por el desarrollo territorial
El caso de Olga no es aislado. Como ella, 60 emprendedores transformaron sus vidas y sus fincas gracias al impulso del Corredor Turístico del Nima, una iniciativa nacida del diálogo entre comunidades, instituciones educativas, Smurfit Westrock y su Fundación en Colombia.
Catalina Barberena, directora de la Fundación Smurfit Westrock, explicó que esta apuesta forma parte de una estrategia integral que articula sostenibilidad ambiental, desarrollo social y crecimiento económico. “No llegamos con una oferta impuesta. Planeamos con la comunidad, escuchamos sus necesidades y desde ahí construimos”, aseguró.
El Corredor del Nima nace en un territorio marcado por el conflicto, pero con una riqueza natural única, como lo es el Parque Regional Natural del Nima y la zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Las Hermosas. A partir de una planeación participativa, se identificó el turismo de naturaleza como una alternativa sostenible para mejorar la economía local, proteger el medio ambiente y generar arraigo.
La Fundación Smurfit Westrock ha invertido en formación, infraestructura y fortalecimiento de capacidades. Gracias a alianzas con la Universidad Autónoma de Occidente, instituciones educativas de la zona y la Embajada de Irlanda, se capacitaron líderes, especialmente jóvenes, en turismo, gastronomía, liderazgo y género. “Hoy muchas mujeres que antes no generaban ingresos ahora son empresarias, ediles y líderes en sus comunidades. Verlas fortalecidas es uno de nuestros mayores logros”, resaltó Catalina.
Más de 60 emprendimientos le dan vida al corredor, desde restaurantes, fincas agroturísticas y viveros, hasta senderos ecológicos y talleres artesanales, todos con un mismo propósito: transformar el territorio desde sus mismas oportunidades.
A esta apuesta se le suma la Institución Educativa Sagrada Familia Potrerito, con cinco proyectos pedagógicos que hoy movilizan a 100 jóvenes en gastronomía, apicultura, avistamiento de aves, arte y comunicaciones. Una generación que ya está haciendo camino.
Emma, una edil que inspira
Una de esas mujeres que encontró en el corredor turístico una oportunidad para crecer es Emma Ramírez, propietaria de la finca agroturística ‘El Bosque’. Lo que antes era una casa antigua rodeada de maleza, hoy es un espacio que recibe visitantes interesados en el senderismo, el café artesanal, la gastronomía tradicional y el contacto con la naturaleza.
“Cuando llegué aquí lloré mucho. Venía de la ciudad, esto era puro monte. Pero la Fundación Smurfit Westrock llegó con su apoyo y hoy tengo alojamiento, senderos, gallinas, huerta y almuerzos típicos. Todo natural, todo de la finca”, relató Emma.
Gracias a los procesos formativos en liderazgo y género, Emma entendió que podía aspirar a más. Con el respaldo de sus compañeras de las asociaciones del corredor, se postuló y fue elegida como edil de la Comuna 16, zona alta de Palmira. Hoy trabaja desde lo público para mejorar la vida de su comunidad.
“Nos apoyamos entre todas. Si yo necesito algo, voy a la finca de Olga o ella viene a la mía. No trabajamos de manera egoísta. Nos unimos para sacar el territorio adelante”, afirmó. Esta solidaridad entre toda la comunidad, las rutas turísticas y las asociaciones les permite afrontar incluso momentos difíciles, como problemas de orden público, sin detener el proceso.
Este modelo de desarrollo integral territorial, basado en el turismo de naturaleza con enfoque comunitario, ha sido reconocido como ejemplo de sostenibilidad y construcción de paz. Smurfit Westrock y su fundación, más que un actor externo, se han convertido en un aliado estratégico que camina junto a las comunidades para transformar vidas a partir del desarrollo local.