Cuando una pareja toma la decisión de iniciar una relación sentimental, ya ha pasado en gran medida una parte del proceso de enamoramiento. Por desgracia, pocos saben que la atracción y la empatía no son suficientes para que esa relación se desarrolle de manera sana y con expectativas reales.

Sin importar el compromiso, el amor que se sienta y los proyectos que se tenga en común, cada parte ingresa a la relación como un individuo, con un mundo diferente y es ahí donde se generan los conflictos.

“Todas las parejas tienen amenazas, estas se presentan en diferentes situaciones: control excesivo, falta de tiempo, manejo diferente del dinero, relaciones dependientes con la familia. Aspectos que difícilmente van a desaparecer”, señaló Lorena Polanía Pérez, psicóloga clínica, creadora del programa de formación integral para parejas “Co-Razón”, el cual ayuda a las personas a prepararse sobre lo que se construye, se aporta y se comparte cuando tienen una relación de pareja.

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Las personas piensan que con el tiempo estos comportamientos van a cambiar, se autoengañan y pasan por alto las alertas de convivencia. Difícilmente vamos a encontrar una persona que se ajuste completamente a otro. Por lo tanto, es necesario crear consciencia de cuáles son esas alertas porque siempre van estar presentes.

“Finalmente vamos a elegir a alguien, lo importante es primero trabajar en nosotros mismos, identificar nuestras necesidades emocionales, formarnos para que a pesar de tener diferencias podamos tener una relación con una alta probabilidad de éxito”, explicó Polanía.

Perder el deseo

El deseo aparece cuando se quiere algo, pero ¿qué pasó en la pandemia? Pues que todos tienen a su pareja siempre al lado y eso hizo que el deseo se empezara a nivelar y se dejara de sentir atracción por el otro.

“Hay unas recomendaciones básicas para el tema del deseo: una es los espacios individuales, buscar que cada uno tenga un tiempo, con una actividad en la que no participe el otro. Lo segundo que ayuda mucho a desear a la otra persona es la admiración, porque si admiras a tu pareja la vas a desear. Otro aspecto que también contribuye es la innovación, porque la rutina mata. También hay que permitir espacios para hablar sobre lo que deseamos. El poder compartirlo, así no se haga, es absolutamente positivo”, aclara.

Problemas de comunicación

La comunicación es la llave maestra, la que permite solucionar cualquier inconveniente y diferencia, que siempre existen, pese a que la relación no presente problemas.

Sin embargo, según Polanía las personas pueden tener malos hábitos que obstaculizan la posibilidad de tener una comunicación fluida, como lo son las generalizaciones, los monólogos, los silencios prolongados, la ironía, el sarcasmo, la suposición o la expectativa.

Cuando se es consciente de estas falencias, hay que entrar a reaprender a comunicar lo que se siente, reestructurar el pensamiento. La persona tiene que acostumbrarse a hablar los problemas desde el yo y procurar abordar la situación de manera objetiva. Estas son técnicas prácticas, “pero en el fondo de la comunicación hay una estructura de pensamiento, que es lo que se entraría a trabajar en una terapia”, aclara la psicóloga.

Infidelidad

En la experiencia de la psicóloga Polanía, son mayoría las parejas que se salvan después de sufrir una infidelidad, que las que no lo logran. “Es un proceso difícil. Cuando la pareja aborda este punto, se requiere de mucho trabajo de ambas partes para resignificar la relación y adquirir unas prácticas y hábitos saludables para ellos mismos como pareja y como individuos. Eso al final los fortalece”, explica. Por eso es usual que las parejas, después de la infidelidad, tengan una relación más sana.

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Problemas de autoestima

Aunque la autoestima es algo más individual que de pareja, si no se maneja tendrán como consecuencia inseguridades, dificultad para establecer límites o para comunicar lo que se siente y se piensa.

Para Polanía la relación está compuesta por tres personas: el tú, el yo y el nosotros. “Cada uno debe trabajar en sí mismo y los dos deben trabajar en el nosotros. Si tú no trabajas en ti, empezarás a tener cualquier cantidad de dificultades en la relación de pareja”.

Confusiones en el rol

La relación de pareja por definición es de pares y horizontal. Por lo tanto, cada persona tiene derechos y deberes, en la misma proporción. La confusión en el rol de pareja, que es algo muy común de encontrar, se da cuando empieza una lucha de poder dentro de la relación, desequilibrándola y volviéndola una relación vertical.

“Tenemos que apuntar a que la relación sea siempre horizontal. Para lograrlo, se tiene que tener una postura propositiva y no juzgativa, cuando se hable de algo que nos molesta. El otro no cambiará un hábito solo porque se lo pedimos, primero hay que hacer que el otro entienda por qué nos molesta Hay que hablar desde el yo y lo que se siente”, dice la psicóloga.