[[nid:516609;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/03/arroz1.jpg;left;{}]]¿Me he convertido en un ‘arroz en bajo’?  Esta es la pregunta que me hice una tarde de marzo del año pasado, luego de recibir un mensaje de texto en el que me cancelaban -con la más rebuscada de las excusas- una cita para la que ya tenía perfectamente coordinado el vestido que estrenaría... y todo lo que venía debajo.

 Entonces yo,  al mejor estilo de Adele, usé mi ira como inspiración y escribí un artículo casi en tiempo récord, en el cuál hacía una detallada guía de las señales que indicaban al ansioso lector si estaba pasando por la terrible situación de vivir como un arroz en bajo, siempre a fuego lento y nunca listo, en manos de un indeciso.

En ese entonces di la definición de lo que era el ‘arroz en bajo’, y en la cual sigo creyendo: “Es el mientras tanto. Es el plan B, C, D y hasta F pero nunca el A. Es  el platillo intermedio antes de una relación importante. No es un novio, ni un prospecto de esposo o esposa, es simplemente una compañía que se mantiene en la sala de espera mientras que otro partido, más prometedor, aparece”.

Al escribir el artículo, al leerlo y ver cómo se viralizaba en  redes sociales, sentí vergüenza de tantas veces que permanecí en el  limbo de los romances fallidos. En mi propia película yo no era el argumento principal, sino más bien  la amiga loca de la protagonista (fue necesaria una pausa para respirar y abrazarme a mí misma).

Mi caso puede ocurrirle a  la mayoría de personas que se encuentran en el mercado internacional de los solteros en esta porción de siglo. 

Es un hecho: hay quienes acuden al ‘arrocito en bajo’ como una forma de mantener las cosas abiertas, sin los compromisos que impone la sociedad a aquellos que se aman, sin planes, sin ataduras, con disfrute egoísta y donde la supuesta ‘honestidad’ es la base de todo. ¡Qué platillo tan desabrido!  

El otro día un hombre -casi en secreto de confesión- me dijo que tras años de intentos con mujeres que le rompieron el corazón,  había entendido que la honestidad no era más que una farsa, “porque cuando les dices a ellas que no quieres nada en serio, más se enamoran, y después quedas como el malo de la historia”.

Traducción: no se trata solo de culpar al otro. Uno mismo puede, sin que le den esperanza, sumergirse en  agua, en sal y en aceite. Como todo buen arroz que no quiere ver, me propuse ser al menos  un risotto en champaña, pero ni siquiera llegamos a vino espumoso de durazno. 

Hoy, cuando he vuelto a ser un suave arroz en blanco, casi en el estado más puro de crudeza, quiero compartir mi experiencia, porque sé lo que se siente ser el arroz en bajo de alguien y usted,  quizá, podría hallar consuelo o enseñanzas valiosas en mi travesía por el mundo internacional del arroz.1.Arroz con huevo

Ingredientes: arroz fresco y sin ataduras, una pizca de sal con besos apasionados (pero solo lo que tome con el filo de un cuchillo), huevo que nunca será  gallina y una cucharada de mantequilla derretida a fuego lento, muy lento, de lo contrario no funciona. Tiempo de cocción: dos semanas, pero según la frecuencia con la que se vean, un mes (43.800 minutos  de ilusión,  dormido o despierto). 

No importa si es la persona más gourmet del planeta y en su nevera solo hay verduras orgánicas. Todos le hemos dado la oportunidad al arroz con huevo, especialmente en domingos fríos y solitarios. Lo cierto es que aquí  es donde están todas las señales del futuro de la relación. Aquellos mensajes que tanto circulan en redes sociales como “si te quiere te busca”, son verdaderos. Al que le interesa se le nota y al que no, pues no. Si hay desplantes, silencios, cosas que no cuadran o “muchos asuntos pendientes con el ex”, no hay tajada de plátano maduro que mejore el plato. Al arroz con huevo siempre se le da una oportunidad pero, después de una semana, cansa. 

Dos semanas son el primer ciclo del infierno de Dante. No se crea un Indiana Jones si aguanta, por el contrario: valiente es quiencorre para salvar su  vida.  En este estado puede optar por destapar sus cartas y decir lo que espera, pero puede ser considerado como el ansioso que se ilusionó demasiado rápido.2. Arroz con leche

[[nid:611647;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2017/01/arroz-con-leche.jpg;full;{}]] Ingredientes: Arroz (ya no tan fresco) y  leche (mejor si está condensada, para garantizar la dulzura que empalaga).   Tiempo de cocción: Por salud, la pasión no dura más de tres meses intensos, porque cuatro puede traer sorpresas en pañales y mejor no se corre el riesgo. Es una etapa tan dulce que incluso puede dejarnos extenuados. Ocurre cuando se alcanza un nivel de confianza y estabilidad en el que la pasión se desborda y a uno poco le importa si es arroz, quinoa, maíz o calentado. Lo que domina es la piel. Sin embargo, lo malo del arroz con leche es que -a pesar de toda la melosería ocasional y las palabras dulces- no  quiere nada serio, y al final de cuentas tanto dulce puede causar  una diabetes con riesgo de hipertensión.  Es aquí donde uno se da cuenta que el amor es algo más que almíbar: la valentía para dar el gran paso hacia una relación “estable y duradera”. 3.Arroz ahumado Ingrediente secreto: Mucho humo, nada concreto. La sensación de que algo huele mal.    Tiempo de cocción: El tiempo es relativo. Un día puede ser una eternidad. Este arroz se pasó de candela. Se derritió hasta la cuchara y no hay quien quiera ese 'pegao'. Esto pasa cuando la olla arrocera disfruta cocinando varios tipos  de arroces al mismo tiempo. Lo grave de esta situación es que  el pobre “arroz en bajo” no tiene derecho a exigir.  Usted  está más enamorado que nunca y empieza a ceder y a ceder más y más en cuestión de principios y valores. Acepta hacer cosas que jamás habría permitido en sano juicio, pasa por alto  las señales y sigue soñando con un final feliz para su historia de amor, justificando el tiempo que pasó fabricando fantasías. Entienda que la responsabilidad es suya: donde solo había humo y arroz quemado usted vio un manjar.  Una señal muy clara de que usted es un arroz ahumado es la mirada de sus amigos cada vez usted menciona a su  amada olla arrocera: una combinación entre lástima y hastío. ¡Apague ya! De lo contrario, el olor a quemado no se le  quitará nunca más. 4.Arroz chino 

Ingredientes: Además del arroz, este amor está hecho de misteriosos ingredientes, de  duda, de sospecha, de incertidumbre. 

¿Quién sabe a ciencia cierta qué tiene un arroz chino? ¿Será su relación  res y pollo como le juraron? O, por el contrario, le están dando gato por liebre.

Sabe bien  este amor, y lo peor es que dura y dura. ¿Cuándo se ha visto que en una  reunión familiar no rinda la cajita de arroz chino para 20 personas?  Sin embargo, la sospecha siempre termina por arruinarlo todo. Cuidado: a lo mejor descubre que a  usted lo tenían como arroz en bajo porque había  esposa e hijos de por medio, o porque dio con un mentiroso de las grandes ligas.   

Pronto se encontrará leyendo todo tipo de artículos en redes sociales con enlaces a #amorpropio #nofunciona #tiempoperdido #notequiere #resiliencia #volveracomenzar.

Lo malo del arroz chino es que usted, quiéralo o no, terminará recibiendo patadas voladoras en el alma, al mejor estilo  Bruce Lee.5.Rissotto con Champaña Ingredientes: Litros y litros de madurez.  Tiempo de cocción: eternamente en el horno. Jamás se debe subir la temperatura porque se quemaría.  Ocurre cuando los dos implicados desean y aspiran  lo mismo del otro: encuentros casuales para hablar, tener sexo, abrazarse o lo que sea que se hayan planteado en su lenguaje secreto. Lograr que esta receta funcione requiere años y paciencia. También es necesaria una mente fría y un corazón flexible para manejar  “una relación abierta”.  Lo ideal está en que ambos sean las ollas arroceras, de lo contrario solo será el noveno y último círculo del infierno inventado por el señor Alighieri, donde se  castiga a los culpables de malicia y fraude, porque con el amor no se juega. Terminar con este tipo de vínculos es todo un desafío que ni la mismísima Margarita Rosa de Francisco soportaría.  Es tal vez el “hasta que la muerte los separe” que más se aplica sin cura y sin iglesia. Si este es su caso, procure que la champaña para el risotto sea Dom Pérignon Rose Gold (la botella  cuesta US$ 49.000) y no vino espumoso de durazno, ni vino de consagrar, ni vino de remojo para las uvas pasas.  Guía para dejar de ser ese arroz... 1. Póngale sentido del humor a su desamor, escriba un articulo mejor que este, un libro  o un monólogo y monetice su desilusión.  2. Pida esas vacaciones que tanto se merece y conozca gente nueva. No. No espere que le pase como en las películas, donde encuentra el amor de su vida cuando el viento le eleva el sombrero. Regálese la oportunidad de hablar de otras cosas con gente que no se sabe su drama al derecho y al revés.  3. Analice qué tanto le gusta ser ‘arroz en bajo’ y hasta dónde está dispuesto a rebajar sus principios por serlo. Recuerde que una relación se hace entre dos y muchas veces bajo su escudo de víctima se esconde el terror al compromiso, a la monogamia e, incluso, a la felicidad.  4. No cierre sus opciones ni se esconda en su casa a llorar su mal amor. Póngale oficio a su mente y aprenda algo nuevo. Lo de la actividad física para superar un mal amor ayuda; tarda, pero ayuda.  5. Cuidado con convertirse en un agente secreto de las redes sociales. No sea su verdugo, tampoco llame a rogar. Mejor inicie un diario y asesine las hojas con sus reproches por escrito.  6.Evite todo tipo de contacto con las ex ollas arroceras, recuerde que la idea es avanzar, no volver a caer en los malos pasos.  7. Cuando inicie una nueva relación, solo recuerde la anterior para saber en qué debe cambiar. Tampoco pase todas sus citas hablando lo que ha hecho mal en el amor, eso déjelo en el pasado. 8. Llame a sus amigos y ofrezca perdón por todas las horas que pasaron intentando hacerle entrar en razón, para que usted hiciera exactamente lo contrario.Que no se le avinagre el amor, perdón, el arroz

Según  un estudio publicado en una edición de ‘Journal of Neurophysiology’, el amor puede  convertirse en una adicción tan poderosa como la dependencia a la cocaína. 

Helen Fisher, antropóloga y bióloga de la Universidad Rutgers, llevó a acabo este estudio junto con otros colegas que analizaron el cerebro de 15 personas que habían sido recientemente rechazados amorosamente.

Todos los  participantes habían estado en una relación de aproximadamente dos años y no tenían más de dos meses de haber sido abandonados por sus exparejas. Cada uno tuvo que observar una fotografía de su ex y posteriormente una de alguien desconocido, mientras miraban las imágenes se les pidió contar de forma regresiva para que las áreas cerebrales no conectadas con la emoción también se activaran. 

Los investigadores descubrieron que la actividad más alta durante el experimento se encontraba en el área cerebral que reacciona cuando se posee una adicción profunda a la cocaína. Es decir, el rechazo de una pareja y el intento que se hace por superarlo  genera reacciones psicológicas y fisiológicas reales e importantes que se pueden reflejar en  dolor físico, ansiedad, apego y dificultad para tomar decisiones.

Los impulsos que hacen extrañar y desear a esa persona pueden  llevar a una obsesión perjudicial. De ella derivan una serie de acciones nocivas para ambas partes del conflicto, pues cuando no se logra lidiar con el rechazo comienzan a surgir conductas insanas como  el acoso, la desesperación, el dolor, la depresión o la negación.

*Este es un artículo de humor. Ningún arroz sufrió maltrato en esta cocción.  Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad del arroz. Cualquier parecido con la realidad es solo coincidencia.