A sus 73 años de edad, falleció en Bogotá, el poeta y ensayista colombiano Gustavo Cobo Borda.

Según las primeras informaciones suministradas por sus familiares y amigos cercanos, el fallecimiento se produjo por problemas de salud derivados de una esclerosis múltiple que padecía desde hace varios años.

Hijo de un excombatiente de la Guerra Civil Española que llegó al país huyendo de la violencia, y de madre que venía de una familia escritores, para nadie fue una sorpresa que él se inclinara desde joven por la filosofía, que cursó en la Universidad de Los Andes, y más adelante, idiomas en la Universidad Nacional.

No tenía pelos en la lengua para hablar de diferentes temas, habitualmente en torno a la cultura, pero en especial, sobre la literatura. Incluso, era muy honesto a la hora de hablar de su propia obra poética, de la que aseguró, sus inicios eran flagrantes plagios de maestros como Pablo Neruda.

Además, afirmaba, cada vez que publicaba un nuevo libro de poemas, que lo único que hacía era publicar siempre los mismos poemas, tan sólo cambiándole el título.

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Su vida fueron los libros. Buena parte de su casa en Bogotá era ocupada por su nutrida biblioteca. cualquier mesa o cajón era adaptado para ser ocupada por libros de distintos géneros e idiomas. Una biblioteca desordenada para muchos, pero que Gustavo Cobo Borda conocía a la perfección. Si alguien movía un libro, él lo notaría.

Cumplió el sueño de tener su propia librería en el centro de Bogotá, un sueño que no duró mucho. Más adelante sería editor y luego subdirector de la Biblioteca Nacional. También dirigió la revista literaria mensual ECO (1973-junio de 1984), que editaba la Librería Buchholz, así como Gaceta y fue asistente de la Dirección del Instituto Colombiano de Cultura desde 1975 hasta 1983, año en que pasó a desempeñarse como agregado cultural de la embajada de Colombia en Argentina. Su carrera diplomática también lo llevaría a Madrid y Atenas.

En su vida personal, contrajo matrimonio con Griselda, una matemática, y fue padre de dos hijas. Desde 1993 se convirtió en miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, y años más tarde, de la Española.

Publicando desde hace 48 años, además de poesía, presentó una serie de libros en el género de ensayos, como 'La alegría de leer' (1976), 'La otra literatura latinoamericana' (1982), 'Historia portátil de la poesía colombiana' (1984), 'La narrativa colombiana después de García Márquez' (1989), 'La mirada cómplice' (1994), entre otros muchos.