La educación superior virtual ha venido creciendo en los últimos años debido a la disponibilidad a internet y la demanda de opciones de aprendizaje flexibles. En el caso de Colombia, el proceso se aceleró más, ya que los sistemas tradicionales de enseñanza que operaban antes de la pandemia tuvieron que cambiar para garantizar el acceso a la educación superior para todos los colombianos durante el confinamiento. Es así como el país pasó a tener en el 2022 más de 1 millón de estudiantes en programas virtuales e híbridos, comparado con los 200.000 jóvenes en estas modalidades en el 2019.

La ministra de Educación, Aurora Vergara, habló sobre el tema en el foro ‘Acceso y calidad: retos de la educación superior’ que realizó la Revista Semana el pasado jueves 25 de mayo en Bogotá. Dijo que “una de las necesidades más importantes que tiene hoy el país es brindar educación de calidad y pertinencia. Por ello, como gobierno nacional planteamos que este fuera el eje central de nuestra gestión, lo que ha traído resultados positivos para Colombia, ya que contamos con un 53 % en cobertura, lo que evidencia un cambio”.

No obstante, una de las grandes causas de la falta de cobertura son las tendencias demográficas, es decir, el difícil acceso de poblaciones ubicadas en territorios en los que no hay presencia de instituciones de educación superior o tienen escaso acceso a servicios de internet, por lo que los jóvenes que quieren ingresar a la educación superior deben migrar hacia las grandes ciudades. Entonces, ¿cómo la educación virtual ayuda a cerrar las brechas educativas?

Juan Fernando Montañez, rector de la institución universitaria Politécnico Grancolombiano, también participó en el foro y explicó que “con más de 15 años de experiencia siendo una de las instituciones pioneras en educación virtual, hemos evidenciado que esta ha sido una de las más claras opciones para el acceso a la educación superior. La virtualidad se vuelve una modalidad completamente pertinente en un país tan diverso y desigual como el nuestro, porque permite la posibilidad de dar acceso a educación superior de calidad en la región, sin tener que desplazarse a los grandes cascos urbanos”.

La Ministra de Educación, Aurora Vergara, habló de la necesidad de brindar educación de calidad y pertinencia como eje central de la gestión del ministerio, que busca ampliar la cobertura de la educación superior en el país. | Foto: El País

El rector Montañez cuenta que la pandemia dejó una lección muy interesante, ya que la modalidad creció en un 20 %, porque muchas personas en el país entendieron que tal vez era la única posibilidad que tenían para acceder a educación superior. “El sistema siempre ha visto la lógica del acceso desde la posibilidad de pagar un semestre y de presentar un examen que permita acceder a un cupo, pero las razones por las que muchas personas no estudian van mucho más allá, como su edad, sus compromisos, su trabajo, el desplazamiento, el tener que desplazarse a las grandes ciudades, sus responsabilidades familiares… y mucho más. Todo esto, se deja de ver como un problema cuando se entiende que la virtualidad permite acceder a la educación sin abandonar estas responsabilidades”.

En Colombia hoy en día la demanda de la educación virtual está mucho más asociada a resolver el problema del empirismo. El 70 % de los estudiantes virtuales de este centro educativo son personas que actualmente trabajan y de esta cifra, el 80 % trabajan en temas relacionados con su programa de estudio. Esto indica que las personas están buscando profesionalizarse en su campo de desempeño laboral.

Y la virtualidad también ha cambiado la idea de que los estudiantes universitarios son solamente jóvenes. “En el Poli tenemos 18 mujeres por encima de los 70 años y nos sentimos completamente orgullosos de ayudarles a cumplir un sueño. Seguramente esas personas no van a trabajar, pero su sueño siempre fue poderse graduar. Por eso la virtualidad es darle la posibilidad a la gente que jamás pensó que podía ser posible”, afirmó el académico.

Lo que está claro es que no todo el mundo aprende de la misma manera y por eso el gran reto de seguir generando estrategias que permitan que la educación virtual sea efectiva. Este centro educativo asegura que aprendió que lo más importante es entender quiénes están estudiando, preguntarse ¿cómo aprende la gente?, ¿a qué personas les estamos llegando? y ¿a qué parte estamos llegando? Partiendo de esta lógica, los académicos crearon estrategias y se construyeron rutas en lo virtual que permitieron que un número importante de personas lograran aprender. Además, construyeron un modelo pedagógico diverso para llegar a territorios aislados y asimismo generar el impacto de aprendizaje en la gente.

Uno de los casos que resalta la institución, ha sido la creación del centro informático en la Sierra Nevada de Santa Marta, que permite que miembros de la comunidad indígena Arhuaca reciban formación tecnológica y profesional 100 % virtual, garantizando el acceso a la educación superior.

Una de las grandes causas de la falta de cobertura son las tendencias demográficas, es decir, el difícil acceso de poblaciones ubicadas en territorios remotos. Por eso, la educación virtual entra a ser fundamental. | Foto: DERECHOS RESERVADOS

¿La virtualidad trae consecuencias al momento de relacionarse?

Cuando se habla de formación virtual, se tiene la creencia de que amenaza las habilidades blandas debido a que se pierde el relacionamiento e interacción. Para el rector del Politécnico Grancolombiano esto resulta ser un mito, ya que, en la experiencia de la institución que preside, la tecnología ha permitido romper las barreras que tienen las personas al creer que siempre deben estar unos al lado de otros para relacionarse apropiadamente, y crear nuevas maneras de relacionarse y de enriquecerse en ese intercambio de información con personas que están conectadas en diferentes partes del país o del mundo.

Juan Fernando Montañez, rector del Politécnico Grancolombiano, explica que la virtualidad se vuelve una modalidad pertinente para un país diverso y desigual como Colombia, porque permite a los estudiantes de las regiones acceder sin tener que desplazarse a los grandes cascos urbanos y se acomoda a las necesidades particulares de cada uno. | Foto: El País

Para lograr esto, el Politécnico Grancolombiano indica que cada institución debe entender cómo se construyen posibilidades a través de un modelo propio que haga parte del proceso de aprendizaje, independientemente de que el aula sea presencial o virtual, para que así puedan marcar pautas diferentes de interacción, interactividad y aprendizaje.

“En el caso del Poli el modelo está pensado para que se genere interacción, se construyan relaciones y se fomente el trabajo colaborativo, pues, contamos con estudiantes desde los 18 años, hasta personas por encima de los 70 años. Esto genera valor, construye conocimiento y enriquece el debate porque la diversidad de personas en estas modalidades es muy grande”, concluyó Juan Fernando Montañez.