Ahorrar es la práctica de guardar una parte de los ingresos para un fin. Es un hábito que no solo trae beneficios económicos, sino que también ayuda a ganar disciplina, constancia, orden y a trazarse objetivos alcanzables, como comprar una vivienda, un medio de transporte o invertir en educación.
Por ello, cuando se habla de consejos financieros, el ahorro es la primera opción se viene a la cabeza. Ahorrar puede parecer sencillo, pero no lo es para todo el mundo, porque iniciarlo es fácil, lo difícil es continuar con este hábito de manera indefinida.
Y es que la cultura del ahorro se conforma de buenos hábitos y conocimiento sobre finanzas personales. Esto le permite a la persona definir planes para alcanzar sus objetivos y construir un respaldo económico al que puede recurrir en caso de emergencias. Dicho en otras palabras, el ahorro es ese colchón que se tiene y al que se recurre ante una necesidad inesperada.
Para ahorrar es necesario conocer las finanzas personales. Al prestar atención a los ingresos, gastos y responsabilidades, cada persona encontrará oportunidades para hacer rendir más su dinero, evitar desembolsos innecesarios y corregir hábitos que no le traen ningún beneficio.
Para iniciar con el hábito del ahorro no existen fórmulas mágicas, pero si hay métodos sencillos y fáciles de aplicar para que esta práctica se vaya fortaleciendo y sea cada vez más eficiente.
Aquí prentamos algunos:
El método 50/30/20: La regla 50/30/20 suele emplearse para darle un mejor manejo al dinero que se destina para deseos, necesidades y metas. La idea es administrar los ingresos mensuales con base a esas tres categorías, distribuyendo un 50 % en las necesidades o gastos primarios, un 30 % en caprichos y un 20 % a los ahorros.
La fórmula de los sobres: A través de este método se puede monitorear el dinero mensual y limitar los gastos al establecer un presupuesto. Esta técnica consiste en dividir el salario neto en diferentes categorías de gasto, como el pago del arriendo, la compra de alimentos, el costo de los servicios, entre otros. Una vez establecidas, se les asigna una cantidad de dinero, la cual se irá depositando en los sobres. Posteriormente, estos se organizarán en función de la importancia de los gastos, dejando para el final aquellos que son prescindibles.
El método Harv Eker: Este sistema propone un plan de ahorro en el que se hace una racionalización del gasto con base a unos porcentajes establecidos previamente y de esta manera gestionar mejor las finanzas. La idea es distribuir los ingresos totales del siguiente modo:
- Un 50 % se destina a los gastos esenciales, como el alquiler, la comida o los servicios.
- Un 10 % para inversión, así se incrementará el capital con el paso del tiempo.
- Un 10 % para actividades de ocio, tales como ir al cine, salir con amigos, irse de vacaciones, etc
.- Un 10 % para educación. Esto le permitirá tener un aprendizaje continuo, ya sea invirtiendo en libros o en cursos de su interés.
- Un 10 % para donaciones o proyectos filantrópicos.
- Un 10 % al ahorro. El objetivo es crear un colchón financiero para el futuro.
El paso siguiente es realizar un balance para evaluar cuánto, cómo y en qué se ha gastado. Para esto, se toman en cuenta cuatro preguntas clave: ¿cuánto dinero ha conseguido ahorrar?, ¿cuánto dinero le hubiese gustado ahorrar?, ¿cuánto dinero está gastando en realidad?, y ¿qué cambiaría el mes que viene para mejorar?