Los aficionados taurinos del mundo somos una gran familia. No se trata solo de asistir a una Plaza y ver lidiar un encierro. El sentimiento va mucho más allá. Algo intangible, inexplicable.

El festival taurino del 29, cuando se encienden miles de velas y la Virgen es llevada en andas acompañada del Ave Maria y recorre el ruedo, es un experiencia espiritual. Una luna llena desde el infinito que también iluminaba el centro del coso.

Esa calle de honor para aplaudir a Ricardo Santana, quien se debatió entre la vida y la muerte casi un año, caminar acompañado de su esposa con un ramo de flores y en medio de aplausos y lágrimas, ver de nuevo al maestro de maestros César Rincón en dos faenas inolvidables. Castella, valor y finura, el joven prodigio de Marco Pérez lidiando con suavidad de caricia quedará en la retina. Emociones apelotonadas, olés y palmas.

Así se engalanó Cañaveralejo para rendir tributo a la Virgen de La Macarena, en la antesala del festival taurino. | Foto: El País

Y la despedida el 30 con Salento, el mejor encierro de la temporada. ‘Los Tucos’, como cariñosamente los llamamos a los hermanos González Rincón, rigurosos, éticos y profesionales, ganaderos de corazón y honestidad, cerraron con broche de oro la Feria Toro Vive.

Felicito de nuevo a esos Quijotes empresarios. Por su pasión y determinación de revivir Cañaveralejo y devolverle sus épocas de esplendor.

Aficionados de verdad, respeto, silencio, aplausos y conocimiento. Ya no se llena la Plaza, pero los que asisten es porque aman este ritual sagrado que nadie podrá borrar.

Muletazo del mexicano Luis David Adame, quien salió por la puerta grande de Cañaveralejo en la ultima de abono de la Feria. | Foto: El País

Los aficionados colombianos, que somos muchos miles, seguiremos defendiendo nuestro derecho inalienable de continuar con la Tauromagia. Nos veremos en Manizales, esa Plaza aferrada a la tierra, llena de magia y salero. Feliz Año a toda la gran familia taurina. ¡Olé!