Uno de los eventos más importantes y queridos por los caleños, la Feria de Cali, ha sido objeto de debate entre historiadores por su verdadero origen.
Aunque hoy es reconocida por la salsa, la cultura y la alegría que la rodean, la feria no siempre tuvo el carácter festivo y multitudinario que la define en la actualidad. Para algunos historiadores, esta celebración se consolidó por el impulso económico y comercial de la época; para otros, surgió como un homenaje tras una de las mayores tragedias en la historia de la ciudad.
La primera hipótesis. Desde comienzos del siglo XX, las corridas de toros se realizaban en Cali durante el mes de diciembre, en escenarios como la antigua Plaza de Toros del Correo, ubicada frente al edificio de Avianca.
Este antiguo espacio, conocido también como la Primera Plaza de Toros de Cali “La Sevillana”, estuvo en el barrio Granada.
“Esta actividad marcaba una tradición entre los caleños. Después de la Segunda Guerra Mundial, se hizo más rigurosa la organización de las corridas y los empresarios se dieron cuenta de que podían traer toreros españoles”, explicó Miguel Camacho, historiador de la Universidad del Valle.
Sin embargo, estos espectáculos atraían principalmente a un sector específico de la sociedad, como grandes ganaderos, terratenientes, comerciantes e industriales. “Para atraer a más público e impulsar el turismo interno, se decidió crear otra actividad: la Feria de Cali”, señaló Camacho.
Fue así como comenzaron a incorporarse diferentes eventos que involucraban cada vez más al pueblo. “Esta feria fue una creación de la industria cultural, pensada para atraer gente a vender productos y aprovechar la expectativa generada por la semana de las corridas de toros”, sostuvo el historiador.
Por esta razón, el mes de diciembre se convirtió en un periodo especial para los caleños, quienes participaban como espectadores de desfiles de bueyes arrastrando carretas de caña, reinados, cabalgatas, corridas de toros, bailes populares y casetas.
De esta manera, la primera Feria de Cali se realizó oficialmente en 1957. No obstante, diversos historiadores coinciden en que la celebración ya existía de forma previa y que su consolidación respondió tanto al impulso cultural y económico ligado a las corridas de toros como a la necesidad de recuperar social y económicamente a la ciudad tras la tragedia ocurrida en 1956.
La hipótesis de la tragedia del 56. Por otro lado, la feria fue descrita por el historiador de la Universidad del Valle Juan Camilo Rodríguez como “un intento oportuno por recuperar la ciudad y superar la depresión colectiva causada por la explosión del 7 de agosto, un desastre que dejó barrios enteros destruidos”.
En ese entonces, Cali no era una ciudad tan poblada como hoy. Amplias zonas del sur aún eran humedales que con el paso del tiempo fueron urbanizándose, por lo que la realización de la feria también simbolizó una apuesta por reactivar la vida social y proyectar una ciudad en proceso de transformación.
“Al tratar de borrar esa sombra oscura sobre Cali, se buscó construir una nueva imagen de la ciudad: la de la ‘Cali linda’, la ‘Cali sabrosa’ y la ‘Cali pachanguera’, dejando atrás la huella de la catástrofe”, explicó Rodríguez.
Además, el historiador señaló que en aquella época existía una fuerte tensión política y que, hasta hoy, no se conoce una versión oficial sobre el origen del desastre. “Sin embargo, este hecho pudo influenciar el nacimiento de la Feria de Cali, que comenzó en la calle 25 con carrera Segunda, el mismo lugar en el que ocurrió la explosión de las 46 toneladas de dinamita pertenecientes al Ejército Nacional que despertó a Cali”.
Por eso, un año después nació la Feria, una festividad que se convirtió en un espectáculo popular. “Sin embargo, en 1922 ya existía el Carnaval de Cali que hoy se ve representando en el desfile de Cali Viejo” concluyó, dando espacio a más dudas sobre el origen.
Más que dos versiones opuestas sobre el nacimiento de uno de los eventos más importantes de los caleños —que con el paso del tiempo se convirtió en un espectáculo de talla internacional, reconocido por la salsa y el sabor de la ciudad—, muchos historiadores coinciden en que se trata de relatos complementarios: la tragedia marcó el contexto emocional de Cali, mientras que los intereses económicos y culturales dieron forma a lo que hoy se conoce como la Feria.