El avance de las obras del Metro de Bogotá ha traído consigo una serie de controversias, y una de las más delicadas tiene como epicentro al edificio CootransKennedy, ubicado en la localidad de Kennedy, al suroccidente de la capital. Más de 300 propietarios hoy enfrentan una situación crítica debido a la instalación de una columna del viaducto dentro de su predio, un hecho que ha desencadenado afectaciones físicas, económicas y legales que aún no tienen respuesta definitiva.
Según ha denunciado la administración del edificio, la columna no fue ubicada en espacio público, sino sobre terreno privado, bloqueando completamente la entrada a dos locales comerciales que ahora se encuentran inutilizados. “No es una obstrucción parcial, es una barrera total”, ha indicado Luis Carlos Sabogal, administrador del inmueble, quien señala que desde que comenzó la obra, hace más de dos años, el edificio ha sufrido vibraciones constantes, fisuras y filtraciones.
El problema va más allá de la incomodidad: la situación ha imposibilitado concretar cualquier negocio de compraventa. El edificio, que cuenta con oficinas y apartamentos, fue puesto en venta desde hace dos años, pero nadie se interesa en adquirir un inmueble deteriorado, con una columna metálica sobresaliendo de su entrada y daños visibles en su estructura. “¿Quién va a invertir en un edificio que tiembla todos los días?”, cuestiona Sabogal.
Además de la estructura del Metro, en la zona se han realizado intervenciones por parte de otras entidades como la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) y operadores de servicios públicos, lo cual según los residentes ha contribuido a un deterioro progresivo del inmueble. Humedad, grietas y riesgo en los cimientos son parte de los problemas que hoy aquejan a quienes residen o tienen propiedad en el edificio.
La comunidad asegura haber radicado múltiples derechos de petición y haber solicitado reuniones formales con la Empresa Metro de Bogotá, buscando una solución que podría pasar por la compra del predio afectado. Sin embargo, la respuesta ha sido ambigua: “nos dicen que están dentro de su trazado y que todo está en regla”, afirma el administrador.
Mientras tanto, las más de 330 familias propietarias esperan que la empresa constructora del Metro asuma su responsabilidad. “No estamos en contra del desarrollo de la ciudad ni del proyecto del Metro. Pero pedimos que se respete el derecho a la propiedad y se nos dé una solución frente a los daños irreversibles que ya están ahí”, concluye Sabogal.
Hasta el momento, la Empresa Metro de Bogotá ha manifestado que la situación se encuentra bajo evaluación técnica. Sin embargo, no hay aún un pronunciamiento oficial sobre la legalidad de la instalación de la columna ni sobre una posible compensación.