Un grave accidente ocurrido en Playa Blanca, isla de Barú, encendió las alarmas sobre la seguridad marítima en Cartagena. El turista Sebastián Valencia, oriundo de Pereira, fue arrollado por una lancha mientras disfrutaba del mar en el sector conocido como Playa Tranquila.
El hecho, registrado en un área delimitada para bañistas, dejó al hombre con heridas de consideración que lo mantienen internado en el Hospital Universitario del Caribe.
De acuerdo con el relato de su esposa, Marcela López, Valencia se sumergió en el agua y, al salir a la superficie, observó que una embarcación se aproximaba a gran velocidad.
“Él es un muy buen nadador, vuelve y se sumerge, pero no alcanzó a hacerlo bien y la lancha lo atropella”, contó a Noticias Caracol.
Las lesiones fueron severas, el turista presenta tres costillas fracturadas y un pulmón perforado, lo que obligó a los médicos a realizarle un drenaje por la acumulación de sangre. Su condición es crítica y permanece bajo estricta observación médica.
La familia asegura que el accidente no solo evidencia las fallas de control, sino que estaría vinculado a la operación irregular de la lancha.
López denunció que la embarcación no tenía permisos y que el conductor era un ciudadano venezolano sin documentos en regla. Incluso señaló que la nave estaba prestando servicios turísticos con menores de edad sin cumplir los requisitos legales.
Ante lo sucedido, la Alcaldía de Cartagena, la Secretaría de Turismo Distrital y la Dirección General Marítima (Dimar) anunciaron investigaciones conjuntas. La secretaria de Turismo, Teremar Londoño, recordó que en Playa Blanca existen boyas instaladas para separar las zonas de baño de los corredores de navegación, y cuestionó cómo la embarcación logró ingresar al área restringida.
Paralelamente, la Dimar inició un proceso de verificación sobre la empresa vinculada con el servicio turístico para constatar si contaba con pólizas de seguros, permisos y documentación exigida por la ley. La entidad advirtió que ingresar a áreas delimitadas constituye una violación de las normas marítimas y puede derivar en sanciones administrativas y penales.
El accidente ha generado críticas de residentes y prestadores de servicios, quienes insisten en que Playa Blanca enfrenta un “vacío de control” pese a ser uno de los destinos más visitados de Cartagena. Reclaman mayor presencia de la Capitanía de Puerto y sanciones ejemplares contra quienes operen sin autorización.
Mientras tanto, la familia de Sebastián Valencia permanece a la espera de una respuesta de las autoridades y de la empresa vinculada al servicio turístico, al tiempo que gestiona apoyo para su eventual traslado a Pereira. Las indagaciones continúan para establecer las circunstancias del accidente y definir las posibles responsabilidades.