Un triste panorama viven, previo a año nuevo, cientos de familias campesinas en el Catatumbo, las cuales se han visto obligadas a abandonar sus viviendas ante el recrudecimiento de la violencia en la región. Pues en los últimos días, se han registrado salidas masivas de población civil desde zonas rurales, en medio de enfrentamientos armados que han vuelto a intensificarse en esta subregión de Norte de Santander.
De acuerdo con reportes ciudadanos y registros audiovisuales difundidos en redes sociales, grupos de personas se desplazan por caminos rurales y vías terciarias en motocicletas, vehículos particulares y a pie, portando banderas blancas como señal de no participación en el conflicto.
En las imágenes se observa a familias completas movilizándose con equipaje improvisado, niños en brazos y adultos transportando sus pertenencias básicas, mientras buscan salir de áreas afectadas por los combates.
El desplazamiento forzado está directamente relacionado con los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Farc, una confrontación armada que ya completa cerca de una semana y que ha generado un deterioro acelerado de las condiciones de seguridad.
Municipios como Tibú, El Tarra y sectores rurales cercanos se han convertido en puntos críticos, donde la población civil ha quedado expuesta a amenazas, hostigamientos y al riesgo permanente derivado del fuego cruzado.
Líderes comunitarios y campesinos han advertido que muchas de las familias desplazadas salieron con lo que tenían puesto, dejando atrás sus viviendas, cultivos y animales de cría.
En varios casos, la decisión de abandonar sus veredas se tomó de manera apresurada tras conocer versiones de enfrentamientos cercanos o recibir advertencias directas de los grupos armados ilegales que se disputan el control del territorio.
La falta de tiempo y de condiciones seguras para organizar una salida ordenada ha profundizado la vulnerabilidad de quienes hoy buscan refugio en otros municipios.
Las cabeceras municipales y los municipios receptores comienzan a enfrentar las consecuencias de esta situación. Albergues temporales, viviendas de familiares y redes comunitarias están acogiendo a las personas desplazadas, mientras crece la preocupación por la capacidad de atención institucional.
La llegada constante de nuevas familias ha incrementado la demanda de asistencia humanitaria, alojamiento y alimentación, en un contexto de recursos limitados.
El gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, confirmó que los enfrentamientos armados han derivado en desplazamientos forzados y confinamientos en varias zonas del Catatumbo. Según indicó, la situación ha incrementado la presión sobre las autoridades locales, que enfrentan dificultades para responder de manera integral a la emergencia.
Villamizar señaló que se activaron las rutas de atención humanitaria y los mecanismos de coordinación con entidades del orden nacional para atender a la población afectada. No obstante, advirtió que el panorama sigue siendo complejo mientras continúen las confrontaciones entre los grupos armados ilegales, lo que limita el acceso seguro a algunas zonas rurales.
“Familias enteras están sufriendo”, expresó el mandatario departamental, al tiempo que hizo un llamado a los actores armados para que cesen las acciones contra la población civil y permitan el ingreso de ayuda humanitaria.