Las procesiones chiquitas de la población de El Bordo, El Patía, fueron una especie de renacer espiritual para las comunidades de esta zona del sur del Cauca, todo gracias al trabajo en equipo entre madres de familia y líderes religiosos.

“Fue una noche hermosa, como no se veía desde hace cinco o seis años acá en nuestro pueblo, todo gracias a esa procesión de nuestros niños y niñas, quienes ahora son el nuevo semillero para que esta tradición se conserve en el tiempo y gracias a ellos nuestras calles volvieron a tener vida en las horas de la noche”, relata Dina Sandoval, una de las responsables de esta apuesta cultural.

"Hacemos muchos años, no sabíamos qué era encontrarnos en la calle, de noche, para una actividad cultural", relataron los padres de familias que acompañaron a sus pequeños durante el recorrido de las Procesiones Chiquitas. | Foto: Informativo del Sur

Por eso, venciendo hasta el miedo que genera el regreso del conflicto a esta parte del sur del Cauca, los residentes de este poblado ubicado a un costado de la Panamericana volvieron a caminar de noche por sus calles, portando velas, las mismas que alumbraron una esperanza para las comunidades.

“Usted sabe que vivimos ese tema del conflicto, entonces eso siempre genera temor y la gente no salía después de cierta ahora, pero no, en la noche de este miércoles 9 de abril, nuestra comunidad se volcó a las calles para acompañar a nuestros niños y niñas, quienes volvieron a relacionarse con los pasos y las figuras de nuestro señor Jesucristo, la virgen, en fin, fue como un despertar de la fe que todo tenemos hacia nuestro padre Dios”, acota Dina Sandoval al exponer que sus corazones saltaron de alegría al ver las calles iluminadas de nuevo, era verlas de nuevo con vida.

Por eso los pasos de La Dolorosa, La Piedad, San Juan, El Señor de los Azotes y el Santo Ecce Homo, entre otros, cobraron vida gracias a estos pequeños que le apostaron a ser cargueros y sahumadoras esta noche de martes, dándole vida al regreso de esta actividad que no se adelantaba desde hace seis años, indicaron sus organizadoras.

Desde hace seis años no se adelantaba esta actividad religiosa en la cabecera municipal de El Patía, población ubicada al sur del Cauca. | Foto: Informativo del Sur

“Por temas como la pandemia y el aislamiento sanitario no volvimos a hacer esta actividad, pero al ver que nuestros pequeños preguntaban por la Semana Santa, su historia y demás actividades, nos dimos a la tarea de hacer bingos, rifas y eventos para recolectar los fondos que nos permitieran volver a darle vida a las Procesiones Chiquitas y así fue, anoche fue una de las tres noches donde nuestras calles serán el escenario de que la fe en Dios está viva en la comunidad de El Bordo”, manifiesta por su parte Liliana Díaz, otras de las responsables de este renacer cultural y religioso.

Por eso, tras celebrar una misa, los pequeños y pequeñas dieron vida a estas procesiones, acompañados por sus padres y pobladores, quienes no dudaron además en encender una vela, brindándole así un toque mágico a este poblado, opacado por muchas dificultades.

“Volvimos a nacer, a estar en nuestras calles, a saludarnos, a reconocernos como vecinos, todo alrededor de la fe y el amor a nuestro padre celestial, pero lo más importante fue que sembramos la semilla en los más pequeños, por eso invitamos a que las personas venga y nos acompañen estas noches, aún están a tiempo para que viajen a El Bordo”, agrega Liliana Díaz, al recordar que en la noche de este jueves 10 y viernes 11 de abril se adelantará este acto cultural que prendió de nuevo la fe en los corazones de toda una comunidad.

Los niños volvieron a ser cargueros, reviviendo así la tradición semanantera en la población de El Bordo, El Patía. | Foto: Informativo del Sur