En Popayán, las comunidades católicas, campesinas, indígenas y afrodescendientes participaron en una masiva eucaristía en honor al legado del Papa Francisco, esto como forma de brindarle un caluroso adiós, desde esta parte del planeta, al hombre que humanizó la Iglesia católica.
Por eso, en la Catedral Basílica Metropolitana de Nuestra Señora de la Asunción, de la capital del Cauca, comuneros nasa, misak, campesinos, afros, estudiantes, empleados, policías, entre otros, agradecieron las enseñanzas del primer papa latinoamericano, cuyo ejemplo llegó a cada municipio caucano.
“El Papa Francisco nos enseñó, desde el ejemplo, a vivir la vida intensamente, con humildad, ayudando al prójimo y estar unidos por encima de las diferencias, nos dejó un gran legado de amor, respeto y tolerancia que hoy le agradecemos mediante la eucaristía, compartiendo el pan y el vino como nuestro Papa nos enseñó, a tener siempre presente esa humildad de nuestro señor Jesucristo”, relató la hermana María Liria Chávez, misionera de la comunidad Madre Laura e integrante de la comunidad nasa.
De ahí que este acto religioso se vivió con mucho fervor. Las comunidades aportaron algo como muestra de agradecimiento a la labor del jesuita argentino.
“Para mí el Papa Francisco era una persona que nos educó para construir la paz, me acuerdo cuando nos visitó en mi país, en ese momento nos dijo que lucháramos siempre por la reconciliación, la paz y vivir siempre en armonía desde las diferencias, siendo solidarios con el prójimo. Así nos enseñó con su ejemplo”, dijo, por su parte, la hermana Ermilane Quincense, misionera de la República del Congo, en África, al momento de participar en el acto religioso.
También participaron los estudiantes de las entidades educativas públicas y privadas de la ciudad, quienes atentamente escucharon el mensaje que compartió monseñor Ómar Alberto Sánchez, arzobispo de la ciudad de Popayán, al momento de agradecerle a Francisco por su labor en estos últimos doce años de papado, ayudando a las comunidades de todo el mundo a ser mejores, pero más allá de eso, a convivir en sociedad y a respetar las diferentes creencias.
“El Papa Francisco era nuestro símbolo de esperanza, siempre nos llevó en el corazón y ahora, mediante esta eucaristía, le agradecemos y le pedimos que siempre nos acompañe ahora que está en la morada de nuestro Dios para seguir adelante como pueblo y luchadores de la paz”, manifestó Yeni Lucía Velasco, comunera del resguardo de Guambía, ubicado en la zona rural del municipio de Silvia.