El caso que tiene consternada a la capital del país comienza a esclarecerse. La sustancia encontrada en los cuerpos de las dos estudiantes fallecidas en Bogotá fue identificada como Talio, un metal pesado altamente tóxico, usado comúnmente en la fabricación de dispositivos electrónicos, pero cuyo uso como veneno tiene antecedentes históricos. Esta revelación fue confirmada tras días de análisis de laboratorio, según información obtenida por la revista Semana.
Las menores, estudiantes del prestigioso colegio Los Nogales, fallecieron en extrañas circunstancias después de compartir un encuentro en un apartamento del barrio Rosales el pasado 4 de abril.
Inicialmente, se manejó la hipótesis de una intoxicación alimentaria, sin embargo, esta teoría perdió fuerza rápidamente tras el pronunciamiento del secretario de Salud de Bogotá, Gerson Bermont, quien indicó que el evento “no responde a una intoxicación por alimentos, sino por un agente que no es objeto de vigilancia por la Secretaría”.
El nuevo hallazgo cambia el rumbo de la investigación, ahora bajo la lupa de la Fiscalía General de la Nación. Con la confirmación de la presencia de Talio, las autoridades avanzan en la hipótesis de un posible envenenamiento, un escenario mucho más complejo y delicado. Medicina Legal también señaló que las reacciones observadas en las menores coinciden con los efectos clínicos de este metal, descartando el consumo de drogas recreativas comunes como cocaína, marihuana u opioides.
La Fiscalía ya ha recopilado material probatorio clave, videos de seguridad, fotografías y evidencia física del apartamento donde estuvieron las adolescentes. El abogado Santiago Ronderos, representante de una de las familias afectadas, reiteró la necesidad de investigar a fondo todas las versiones: “No podemos descartar que haya sido una sustancia suministrada intencionalmente”.
Los hechos se remontan al viernes 4 de abril, cuando las estudiantes se reunieron tras salir del colegio. Prepararon galletas caseras, comieron fresas y frambuesas, algunas compradas por plataformas de domicilios, y consumieron chocolates regalados por una vecina. Horas después, comenzaron los primeros síntomas: vómito, somnolencia, adormecimiento y dificultad respiratoria.
La tragedia se desató al día siguiente, cuando las menores fueron llevadas a la Fundación Santa Fe. Una de ellas falleció ese mismo sábado 5 de abril, y la segunda perdió la vida el miércoles siguiente tras una intervención médica. Un tercer menor, hermano de una de las víctimas, permanece hospitalizado y es parte crucial en el avance de la investigación.
El caso no solo ha generado indignación por su gravedad, sino que ha encendido las alarmas sobre la facilidad con la que sustancias como el Talio pueden circular fuera de control. Por ahora, las autoridades siguen tras la pista del origen del metal tóxico, buscando esclarecer si fue un trágico accidente o un acto premeditado.