Por: Mario Andrés Lozada Tezna
En el marco del reciente Encuentro de Melómanos y Coleccionistas de Cali, la ciudad volvió a confirmar su lugar como epicentro latinoamericano de la cultura musical en vinilo.
Entre los invitados internacionales destacó la presencia de la DJ puertorriqueña Carmen Otero, conocida artísticamente como Carmencita DJ, quien llegó a la capital del Valle con una propuesta sonora profundamente arraigada a la memoria, el baile y la escucha atenta.
Su visita no solo fue una presentación: fue un diálogo entre islas y ciudades que comparten una devoción por el disco, la aguja y el ritual de poner música.
Durante la entrevista, Carmencita DJ explicó que su relación con el vinilo nace de una búsqueda personal por el origen de los sonidos que marcaron su infancia y su entorno caribeño.
“Mi relación con el vinilo fue desde 1985, cuando el gran Combo sacó el LP de Navidad, donde viene La fiesta de piloto, de ahí comenzó todo” explica Carmen, con una sonrisa en su rostro.
Cali, ciudad salsera por excelencia, fue un escenario natural para su propuesta.
La DJ reconoció que tocar ante un público caleño implica un respeto profundo por la tradición, pero también una apertura a la sorpresa. En su set, armado completamente en vinilo, se pudieron escuchar canciones grabadas por puertorriqueños como el conjunto clásico de Ramón Rodríguez, Roberto Roena, entre otros, pero que fueron escritas originalmente por colombianos.
Uno de los aspectos centrales de la conversación fue el papel de los encuentros de coleccionistas como espacios de resistencia cultural.
Carmencita DJ destacó que estos eventos no solo celebran el objeto físico, sino que protegen formas de escucha que hoy compiten con la inmediatez digital. En ese sentido, valoró el Encuentro de Melómanos de Cali como un lugar donde el conocimiento circula, los discos se comparten y la música se discute con pasión y criterio.
“Aquí la gente escucha con el cuerpo y con la cabeza”, comentó, subrayando la diferencia con otros contextos más orientados al espectáculo.
La artista también habló sobre su rol como mujer DJ en una escena históricamente dominada por hombres. Sin victimizarse, señaló la importancia de ocupar espacios desde la coherencia musical y el trabajo constante.
Para ella, la selección es una forma de discurso: cada canción elegida dice algo sobre quién está detrás de las tornamesas. En Cali, esa voz fue recibida con atención y respeto, demostrando que el público reconoce la autenticidad más allá de etiquetas.
Además de su presentación, Carmencita DJ participó activamente en conversaciones informales con coleccionistas locales, intercambiando discos, referencias y anécdotas. Ese intercambio fue, según ella, uno de los mayores valores del viaje: aprender de otras escenas, descubrir prensajes locales y entender cómo la música viaja y se transforma. Cali le ofreció no solo una pista de baile, sino un archivo vivo de experiencias.
La visita de Carmencita DJ dejó claro que el vinilo sigue siendo un lenguaje común capaz de unir territorios.
Su paso por el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas reafirmó que la cultura DJ, cuando se nutre de investigación, respeto y pasión, puede ser un acto de memoria y celebración colectiva.
En una ciudad que respira música, su set fue un recordatorio de que el pasado sigue girando a 33 revoluciones por minuto, esperando nuevas manos que lo hagan sonar.