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El fósforo blanco es el componente básico de varios artículos que pueden quemar y envenenar a los niños.

PÓLVORA

Lo que hay detrás de la 'invasión' de pólvora este diciembre en Cali

A través de Instagram, Facebook, twitter y WathsApp se comercializa gran parte de la pólvora que, este diciembre en especial, ha estallado sin parar por toda la capital del Valle.

20 de diciembre de 2020 Por:  Redacción de El País

La pólvora que ingresó este año a la capital del Valle ha estallado toda. Lo único que han decomisado las autoridades en el área metropolitana, transcurridos 20 días del mes de diciembre, son 31 kilos de fuegos artificiales. Medio bulto.

Un resultado escaso que explica por qué los caleños vienen escuchando las detonaciones en todos los rincones de la ciudad desde el pasado 1 de diciembre, pese a que la Alcaldía de Cali decretó la prohibición del comercio de pólvora durante estas fiestas de fin de año.

Pero tal como ha ocurrido con las medidas ordenadas por el Gobierno local para evitar la propagación de la pandemia, mucha gente ha hecho caso omiso al Decreto 2041 del 2020 con el cual se pensó restringir la comercialización, el porte, el uso y la manipulación de pólvora, de globos de aire caliente y artículos pirotécnicos.

El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, dijo que en esta lucha contra la venta de pólvora se aplicará una ley especial que no contempla solo el comparendo de $900.000, sino multas que pueden superar los $100 millones. Pero la amenaza no tuvo eco.

En Cali es más difícil conseguir una caja de fósforos que una petaca, un tote, un tumbarranchos, un chorrillo, un tronador, una torta, una culebra o cualquier tipo de fuegos pirotécnicos de los que supuestamente tienen restringido su uso.

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Lo que está pasando con la pólvora en esta ciudad, según el concejal Fernando Tamayo, no es más que el reflejo del desgobierno que hay en Cali. La gente hace lo que le da la gana y frente al uso de la pólvora no hay control de absolutamente nada”.

“Los comparendos son un hazmereir. Creo que ya van once personas quemadas en esta ciudad y eso es una vergüenza que con toda la exposición mediática que hay, todas las noches en Cali se escuche pólvora por todos lados. Esta es una ciudad que tiene tendencia al caos y la desorganización social; que después de la pandemia está total y completamente descontrolada. Todo eso, unido a la falta de gobierno y la falta de autoridad”, asegura Tamayo.

La otra feria virtual

Entre diciembre 1 del 2019 y el 11 de enero del 2020, se registraron en Cali 43 casos de personas quemadas con pólvora, lo que representó un 10% más de los casos que hubo en 2018.

Aunque la historia se repite año tras año, la Alcaldía de Cali fue la última que se preparó para hacerle frente a una peligrosa ‘tradición’ que ya deja once personas quemadas en la capital del Valle.

De acuerdo con las personas consultadas, Cali cerró las puertas de la ciudad cuando ya había entrado toda la pólvora. Porque para hacerle frente a este fenómeno no hubo controles y se expidió tarde un decreto prohibiendo el uso de fuegos pirotécnicos.

Sin embargo, y como ocurre cada año, desde los meses de septiembre, octubre y noviembre empiezan a llegar a Cali grandes cantidades de pólvora proveniente de los municipios de La Cumbre y Candelaria.

Igualmente, desde el Cauca expendedores ilegales llegan para comercializar sus productos y en sectores de ladera y el oriente de la ciudad, polvoreros artesanales fabrican en sus casas los elementos más comerciales como totes, papeletas, volcanes, culebras y tumbarranchos.

Parte de esos cargamentos, son almacenados en sectores del oriente de Cali y otra parte ingresa hacia bodegas ubicadas en zonas concurridas del centro de la ciudad, donde vendedores ambulantes se ganan una comisión ofreciendo bajo de la mesa “pólvora buena”.

Hay además un mercado negro de la pólvora en Cali, asegura el concejal Roberto Ortiz. “Muchos de ellos son fabricantes artesanales que están ubicados en barrios marginales y que se estarían instalando en sectores populares, parados en las esquinas, ante la situación de falta de empleo”.

Pero si ha sido difícil para las autoridades locales contener el comercio de pólvora, sabiendo de dónde viene y por qué rutas ingresa, más complicado aún es perseguir las nuevas modalidades de venta y distribución a través de redes sociales.

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Por eso el 1 de diciembre, cuando empezó a estallar la pólvora por toda la ciudad, no fueron solo los caleños los sorprendidos, sino las mismas autoridades que se vieron superadas por un comercio ilegal que acumula decenas de quemados, envenenados, muertos y amputados de todas las edades en los últimos años.

Prometiendo la entrega a domicilio, a través de perfiles en Instagram y Facebook o de páginas de ventas como Mercado Libre, la gente en Cali puede adquirir sin restricciones algún tipo específico de pólvora o combos a supuesto bajo costo.

Entre ellos uno que ofrece el paquete de tumbarranchos, voladores, volcanes y petacas por $50.000.

Incluso, a través de la cuenta de twitter ‘averno central’ dejan un número de teléfono para que hinchas del América adquieran por $40.000 una torta explosiva para que la hagan estallar “al minuto cero de iniciar el segundo tiempo, a penas ruede el balón. Todo mundo, en el rincón en que se encuentre un hincha escarlata, a prender una torta pirotécnica... que vendemos a buen precio para que no abusen de ustedes”, dice.

Pese a que a través de las redes sociales decenas de caleños y desde el mismo Concejo se vienen reclamando acciones para contener el uso desmedido de pólvora este año, lo que han hecho las autoridades locales son anuncios en los que aseguran que la Policía Metropolitana tiene ya “detectados perfiles en redes comercializando pólvora” o la Subsecretaría de Inspección, Vigilancia y Control indicando “lucha frontal contra la venta de pólvora”, “exhaustivas investigaciones” y “drásticas sanciones”.

Ante la poca eficacia de las medidas y la dificultad de controlar este comercio ilegal, la representante a la Cámara por el Valle Norma Hurtado y la también congresista Katherine Miranda, propusieron regular ese comercio a través de las redes sociales y anunciaron la presentación ante el Gobierno de un proyecto de ley encaminado a ese propósito.

Cambio de chip

Si algo demuestran los 241 quemados que a la fecha se han registrado en Colombia, 99 de ellos niños y 142 adultos, es que ninguna medida ha tenido efecto.

De acuerdo con Mauricio Guerrero, director del programa de Comunicación de la Universidad Icesi y estudioso de fenómenos sociológicos, el uso de la pólvora es una práctica que está muy arraigada y las medidas coercitivas o educativas no han sido lo suficientemente fuertes.

“El uso de la pólvora está particularmente desatado en este diciembre. Creo que, uno, nunca se ha hecho suficiente campaña de sensibilización que toque las fibras de la gente y, dos, nunca se ha legislado o se ha dictado una normativa que regule efectivamente su uso. Hay unos vacíos en ese sentido y para la gente resulta muy fácil conseguir pólvora”, asegura Guerrero.

Durante el 2019, de acuerdo con las cifras reportadas por el Ministerio de Salud, el 33% del total de quemados con pólvora en el país durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, fueron menores de edad.
Entre los quemados en Cali este año se encuentran un menor de edad que sufrió una lesión grave de segundo grado en una de sus manos y una mujer de 28 años de edad que simplemente transitaba por la calle cuando un volador le quemó el mentón y una de sus manos.

“Reitero el llamado a la no manipulación de pólvora; hay personas inocentes afectadas por otras que sin cuidado vienen manipulando este tipo de artefactos y está demostrado que la pólvora no es un juego”, indicó recientemente la secretaria de Salud de Cali, Miyerlandi Torres.

Pero no se trata solo de quemados. El único caso fatal registrado en Cali es el de una menor de 5 años de edad que fue trasladada desde Cartagena para tratamiento médico, pero la niña murió por envenenamiento luego de ingerir los llamados ‘diablitos’.

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Fue hospitalizada por daños gastrointestinales por intoxicación con fósforo blanco, componente esencial de los fuegos pirotécnicos, que le ocasionó daños irreversibles en el hígado y los riñones.

Una sola muerte es razón suficiente para ordenar el cierre de las polvorerías clandestinas, pero ningún cambio será efectivo mientras no se presente una propuesta integral que al igual que en el tema de sustitución de cultivos ilícitos, les ofrezca una oportunidad laboral distinta a decenas de familias que como en el municipio de La Cumbre llevan más de 50 años dedicados únicamente y exclusivamente a la fabricación de pólvora.

Al Gobierno de Cali, indica el concejal Fernando Tamayo, “le ha faltado interacción con los alcaldes de La Cumbre y de Candelaria, pensar en la ciudad región, porque se debe generar todo un proceso para que quienes viven de la fabricación de la pólvora tengan otras opciones laborales”.

Justamente, el proyecto de ley que se plantea para la regulación del uso de la pólvora, contiene diez artículos en los que se busca la profesionalización de este oficio artesanal para desincentivar la informalidad y la venta clandestina.

Es un asunto difícil, le aseguró a El País la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes. “Es una fuente de trabajo para muchas personas, una fuente de riqueza para otras tantas, y eso se sobrepone a los intereses colectivos”.

“A los que nos gustan los perros nos parece terrible que nuestros perritos se mueran del susto con el sonido de la pólvora, pero a los que les gusta la pólvora les importa un comino. Los perros se pierden, los pajaritos se mueren, y no les importa porque es su gusto personal, lo demás no importa”, indica la doctora Lesmes.

Este es un tema que no es difícil controlar, pero hace falta voluntad de parte de la Administración y voluntad de parte de las autoridades policiales, asegura el concejal Roberto Ortiz.

“Es muy complicado buscar una solución si no existen controles de parte de las autoridades. La pólvora no solo es incómoda y afecta a los seres humanos, genera también una afectación en nuestras mascotas, altera los nervios de perros y gatos y muchos salen huyendo y no encuentran el camino de regreso”, reitera el concejal Ortiz.

De acuerdo con la Fundación Conexión Animal, en estas festividades van 2 perros muertos y 252 perros y gatos desaparecidos. Solo el Día de las Velitas, se extraviaron 142 animales que huían despavoridos de los estruendos de la pólvora.

“Bastante decomiso”

No obstante las cifras, el subsecretario de Inspección, Vigilancia y Control, Jimmy Dranguet, dijo que el Día de las Velitas se impusieron más de 20 sanciones a personas que vendían pólvora en el Centro y en el Distrito.

“Sí hubo bastante decomiso y personas multadas con comparendos por el uso de la pólvora. Pero lastimosamente hemos visto que la gente ha comprado pólvora en grandes cantidades en todos los sectores de la ciudad y no hemos podido llegar a todos; estamos haciendo un esfuerzo por evitar que al menos los menores manipulen la pólvora”, dijo Dranguet.

Las secuelas son para toda la vida”

Si alguien conoce los efectos letales de la celebración con pólvora en Navidad y Año Nuevo en los hogares caleños y vallecaucanos es el doctor Juan Pablo Tróchez, médico cirujano de la Unidad de Quemados del Hospital Universitario del Valle.

Por su profesión ha acompañado las más amargas navidades que han vivido decenas de familias en Cali, el Valle y el suroccidente del país por cuenta de las lesiones que ha dejado la manipulación o los efectos de la pólvora en sus hijos.

¿Por qué hay que insistir todos los años en lo nocivo de la pólvora?

La gente tiene que estar muy consciente de que las lesiones por pólvora son un problema de salud y que las cicatrices y las heridas son para toda la vida y más si son en sitios visibles.

Pero pareciera que la gente no cree que eso sea cierto...

Si estamos hablando solo de pólvora, las lesiones pueden ir desde quemaduras en la piel hasta una amputación. En el caso de la vista, la pérdida de ojo sería una cosa catastrófica porque son pacientes que van a aquedar con una carga de enfermedad para toda la vida y son pacientes que funcionalmente quedan bastante limitados. Dependiendo de esa limitación se determinará el nivel de discapacidad para cumplir con sus funciones.

¿Por qué es tan letal para los niños la ingesta de pólvora?

Infortunadamente, muchos de los componentes de estos elementos como los totes, los diablitos o las chispitas mariposa, entre otros, son a base de fósforo blanco. Ese fósforo blanco ingerido, inclusive en dosis mínimas, ocasiona graves lesiones que puede llevar a la muerte a un paciente.

¿Cuáles son los efectos exactamente?

Generalmente se produce una falla hepática fulminante y la persona sin hígado fallece muy rápidamente. Regularmente estos totes o chispitas parecen inofensivos y se les da a niños pequeños que todo se lo quieren meter a la boca y por eso hay una gran posibilidad de una tragedia si esos elementos están al alcance de los niños.

Algunos padres no van al hospital para evitar sanciones?

Es muy grave que no vayan a recibir atención oportuna para que quede la menor cantidad de secuelas; seguramente las habrá, pero tratamos al máximo de que esas secuelas sean menores. Muchas veces traen al niño porque tiene ya infección y una lesión que se pudo manejar, puede terminar incluso en una amputación. Se puede comprometer la vida del paciente.

¿Cómo actuar ante una persona que sufre quemadura por pólvora?

Lo primero que tienen que hacer los padres en una situación de esas es cubrir inmediatamente la herida con una toalla limpia y llevarlo a cualquier centro de atención en salud para que le hagan la atención primaria y se determine si pueden hacer el manejo en ese lugar o debe remitirse, ante la gravedad, al Hospital Universitario. Aquí estamos dispuestos las 24 horas al día en estas festividades para atender este tipo de pacientes.

¿Qué no deben hacer?

No untarle absolutamente nada porque se pierde un tiempo valioso y lo único que logran es provocar que la herida empiece a contaminarse e infectarse.

¿Cuáles son los errores frecuentes que comete un padre?

El primer gran error es no estar pendientes de sus hijos y permitir que jueguen con pólvora. Luego, no llevarlo inmediatamente al hospital porque el resultado muchas veces depende de la atención rápida. A veces acatan recomendaciones de personas o tratan de solucionar el inconveniente por sus propios medios y puede ser peor.

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