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Preocupación en Cartago por altos niveles de contaminación auditiva

El último mapa de ruido ubicó a Cartago como uno de los municipios más ruidosos del Valle, al lado de Buenaventura y Tuluá. Los efectos sobre la salud son evidentes, según los expertos.

29 de julio de 2011 Por: Redacción de El País | Cartago

El último mapa de ruido ubicó a Cartago como uno de los municipios más ruidosos del Valle, al lado de Buenaventura y Tuluá. Los efectos sobre la salud son evidentes, según los expertos.

Que todas las ciudades son ruidosas es cierto. Sin embargo, Cartago, con sus cerca de 150.000 habitantes, mucho comercio y un parque automotor que supera las 60.000 motos matriculadas, se está quedando sordo.Así lo indica el último mapa de ruido elaborado por la Dar Norte de la Corporación Autónoma del Valle, CVC, que evidenció que en los últimos cinco años hubo un incremento del 68.0% en los niveles de presión sonora en el día en la ciudad, mientras que en la noche el alza fue del 76.0%.Esto significa, según Harold Sánchez, funcionario de la entidad ambiental, que la 'Villa de Robledo' es uno de los municipios más ruidosos del Valle del Cauca.A su lado están Buenaventura y Tuluá, con sectores residenciales donde el nivel de bulla supera los 70 decibeles, medida permitida sólo para zonas industriales y comerciales, según las normas nacionales.Salud públicaDe acuerdo con los expertos, el problema va más allá de los altos sonidos a los que están expuestos los cartagüeños cada día. Por eso las quejas no se han hecho esperar y semanalmente llegan decenas de peticiones de control a establecimientos públicos a la Alcaldía Municipal y a la CVC.Y como respuesta a ellas, la Secretaría de Salud de Cartago ofrece audiometrías gratuitas para tener vigilancia sobre los efectos que causa el exceso de ruido en la comunidad.Es así como Beatriz Alarcón, fonoaudióloga de esa dependencia, afirmó que la bulla afecta a todas las personas sin importar la edad, pero dejó en claro que quienes trabajan en el centro están más expuestos a ella, especialmente por el tráfico automotor.Agregó que se requiere de más cultura ciudadana y tolerancia, especialmente a la hora de pitar, puesto que esa es una de las principales fuentes de exceso de sonido y que es indispensable tomar medidas para mitigar sus efectos.De hecho resaltó que varias empresas actualmente exigen audiometrías para vincular nuevo personal y que muchas personas no las pasan porque tienen cierto grado de afectación, así no lo hayan notado en su vida diaria.Nada silenciosaPero si hay ruido durante el día, las noches no se quedan atrás, especialmente en zonas donde se ubican las clínicas del Norte y Comfandi.Allí se registran más de 70 decibeles, cuando lo permitido son 50, es decir, lo equivalente al sonido que se produce en una conversación a voz baja.Otros de los sectores más bullosos, en cuanto a los horarios nocturnos se refiere, son la Calle 17 entre carreras 9 Norte y 13 Norte, la variante de la Calle 1 entre carreras 6 y 10, Santa Ana, el Puente Bolívar en la salida hacia Pereira y la Calle 16 con Carrera 3. Todas estas zonas marcan entre 71 y 72 decibeles.Pero la situación se torna más compleja cuando las autoridades ambientales de la ciudad les solicitan el uso de suelo a los propietarios de los establecimientos comerciales generadores de contaminación auditiva y se encuentran con que, a pesar de estar ubicados en zonas residenciales, tienen permiso para funcionar.Así lo señaló el funcionario de la CVC al explicar que el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, POT, que se está trabajando actualmente debe tener como herramienta este mapa de ruido para contrarrestar dicha situación.“Casi el 95% de los negocios a los que les solicitamos este requisito de Planeación Municipal”, precisó.Al respecto el secretario de esa dependencia, Mauricio Sierra, señaló que efectivamente muchas zonas tienen uso de suelo mixto, por lo que allí pueden ubicarse algunos establecimientos comerciales.Dicha situación ha hecho que barrios como El Prado se vean invadidos por negocios de alimentos o pequeños bares que en conjunto se han convertido en generadores de ruido a gran escala.Otros efectosLas consecuencias del alto ruido no son sólo para los oídos. De acuerdo con la fonoaudióloga Lina María Serna Vasco, entre las reacciones inmediatas al exceso de sonido están la dilatación de las pupilas, la contracción de los músculos, sobre todo los del cuello y espalda; las taquicardias, la agitación respiratoria y la disminución de la secreción gástrica que dificulta la digestión.Asimismo, en enfermos con problemas cardiovasculares, arteriosclerosis o dolencias coronarias la bulla puede llegar a causar hasta un infarto y en los diabéticos la elevación del azúcar puede ocasionar estados de coma y hasta la muerte.“El ruido excesivo también afecta las relaciones sociales, debido a que la adecuada comunicación se ve interrumpida y las personas suelen reaccionar agresivamente cuando se perturba su tranquilidad”, comentó.De ahí que la intención de la Secretaría de Salud Municipal, al hacer las audiometrías gratuitas, sea diagnosticar a los cartagüeños que se sientan afectados por el ruido y, si es del caso, remitirlos a sus EPS para la atención apropiada.“Es que si la bulla es permanente por más de ocho horas diarias, por encima de los 80 decibeles en un año, ya se empieza a ver poca tolerancia y los tres años una pérdida muy marcada de la audición”, agregó la especialista.Es por ello que la meta sea que en los próximos días se conforme el Comité Municipal de Ruido en Cartago, donde tendrían asiento Planeación Municipal, las secretarías de Gobierno y Salud, la CVC y el Instituto de Tránsito de Cartago, que será la instancia en la que se tomarán medidas para mitigar los efectos de los sonidos excesivos.Todo esto porque está comprobado que un 60% de la localidad registra entre 61 y 65 decibeles, y que en el 40% restante se marcan entre 65 y 70, lo que demuestra que los habitantes de la Villa se están quedando sordos.

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