Valle
Intep: el modelo educativo que desde Roldanillo está transformando la educación superior en Colombia
Germán Colonia, rector de esta institución, explica la apuesta por una nueva biblioteca de $30.000 millones, la expansión en la Universidad del Oriente en Cali y la llegada del programa de Big Data para responder a las necesidades del mercado.
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17 de nov de 2025, 12:56 p. m.
Actualizado el 17 de nov de 2025, 04:54 p. m.
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El Instituto de Educación Técnica Profesional de Roldanillo, Intep, vive un momento clave en su historia. Su participación en los proyectos de la Universidad del Oriente en Cali, su incidencia regional y nacional, su crecimiento sostenido en infraestructura y cobertura, la llegada de nuevas carreras como Big Data y las facilidades para comunidades indígenas y rurales lo han puesto en el mapa de la educación superior pública del país.
En esta conversación caminada por el campus de Roldanillo, Germán Colonia, su rector, explica el fenómeno detrás de una institución que pasó de un proyecto de una población del Norte del Valle a convertirse en un referente nacional.
¿Cómo surge el modelo de formación del Intep y qué lo diferencia de otras instituciones?
El Intep se convirtió en institución técnica profesional y, desde 2005, fue avalado por el Ministerio de Educación Nacional para ofrecer formación por ciclos propedéuticos: técnico profesional, tecnólogo y profesional universitario. Su diferencial es que un joven puede obtener tres títulos en cinco años, mientras que en el modelo tradicional solo se recibe uno en ese mismo periodo.

¿Por qué es tan importante este modelo por ciclos?Porque muchos jóvenes en Colombia no pueden esperar cinco años para obtener un título profesional y entrar al mercado laboral. En el Intep, a los dos años ya pueden graduarse como técnicos profesionales y tener herramientas para emplearse mientras continúan su formación.

¿Qué impacto tuvo este modelo en la demanda de programas?
Disparó la demanda. Muchos jóvenes que se graduaron como técnicos desde 1979 estaban esperando continuar su formación sin salir de Roldanillo. Al existir la posibilidad de completar los ciclos, regresaron.
¿Cómo pasó el Intep de operar solo en Roldanillo a estar en otros municipios?
Los alcaldes del norte del Valle vieron en el Intep la opción más viable para ofrecer educación superior en sus territorios. Así empezó la expansión a municipios como La Unión, La Victoria, Toro, Obando y otros del norte del Valle.
¿En cuántos municipios del Valle del Cauca están actualmente?
En 14 municipios del Valle del Cauca.
¿La presencia del Intep va más allá del Valle?
Sí. El modelo ha sido solicitado por el Gobierno nacional para apoyar la ampliación de cobertura en educación superior. Hoy el Intep está en Risaralda (Pereira), Quindío (Buenavista), y desde el próximo año estará en Meta (San Martín y Granada), Guaviare (San José del Guaviare), Chocó (tres municipios) y Huila (Pitalito).

¿Hace cuánto están en Cali y dónde funcionan actualmente?
El Intep hace presencia en Cali desde 2007, administrando uno de los antiguos CERES en las comunas 1, 18, 19 y 20. Han estado en varias sedes; recientemente en el barrio La Selva, en la Institución Educativa Vivas Balcázar.
¿Cuáles son los nuevos proyectos en Cali?
El Gobierno nacional adquirió la antigua sede de la Universidad Libre en Santa Isabel para crear un multicampus. Además, se participa en el multicampus de Nuevo Latir, en el oriente de Cali, y en el proyecto de la futura Universidad del Oriente.
¿Cuántas sedes tendrá el Intep en Cali el próximo año?Tres: Vivas Balcázar (La Selva), el multicampus de Santa Isabel y el multicampus de Nuevo Latir.
¿Por qué encontramos estudiantes un domingo en el campus?
Porque el Intep funciona de domingo a domingo. Tiene programas en la mañana, tarde, noche y modalidades concentradas para quienes trabajan: viernes en la tarde y noche, sábados todo el día y domingos hasta la 1 p. m.

¿Cómo evolucionó la infraestructura del Intep?
El edificio original, de arquitectura neoclásica francesa de 1901, fue sede de varias instituciones educativas antes de ser donado al INTEP en 1979.
Con recursos del Gobierno nacional, se construyó un primer bloque de tres pisos tras el terremoto del Eje Cafetero. En 2021 se inauguró un edificio de cinco pisos con ascensor y modernas instalaciones.
¿Cuántos estudiantes tiene hoy el Intep?
En Roldanillo estudia aproximadamente el 50% de la población: unas 3.500 personas. A nivel total, cerca de 7.000 estudiantes.
¿Cómo se ha logrado ese crecimiento en un municipio pequeño?
Administrando bien los recursos enviados por el Gobierno nacional y enfocándolos en ampliar cobertura, infraestructura y calidad educativa.
Además, presentando el modelo del Intep a alcaldías, la Gobernación y el Ministerio, generando alianzas y convenios.
¿Cómo han logrado gestionar recursos en un contexto donde otras instituciones educativas reportan dificultades?
Porque el modelo del Intep coincide con las políticas del Gobierno nacional: llevar educación superior a lugares donde no ha llegado. Esto facilita que sus propuestas encajen en los planes de desarrollo y reciban respaldo.
¿Cómo garantiza el Intep la calidad educativa en medio de la expansión?
La calidad se concibe como un concepto integral: estudiantes, profesores, infraestructura, investigación, extensión y servicios. Solo se abren programas cuando están seguros de llevar condiciones adecuadas de calidad.
¿Qué representa el nuevo proyecto de la biblioteca regional?
Es una obra de $30.000 millones concebida como biblioteca y centro cultural del norte del Valle. Tendrá colecciones físicas, biblioteca digital, bases de datos, un auditorio para 220 personas y el único planetario de la región.
¿En qué estado está la obra?
La primera fase estructural ya terminó. La segunda fase, que incluye obra blanca y cerramientos, tomará alrededor de 11 meses. Se proyecta entregarla a finales de 2026.
En sus respuestas ha mencionado varias veces la palabra “inclusión”. ¿Cómo se traduce eso en acciones concretas dentro del Intep, especialmente en el acceso a la educación superior para comunidades históricamente excluidas?
José Luis, para nosotros la inclusión no es un discurso ni una etiqueta de moda. Es un compromiso que debe estar presente en todos los espacios, y más aún en la educación superior, que tiene que ser para todos, sin distinción de clase, credo o raza.
En ese sentido, recibimos una propuesta en la que nos explicaban la situación de una población indígena: jóvenes que estudiaban en colegios ubicados dentro de resguardos indígenas, lograban terminar allí su educación media, pero no tenían la posibilidad de continuar con formación superior.
Su ruta educativa terminaba en el grado 11 porque no había herramientas, ni condiciones, ni acompañamiento para dar el paso siguiente.
Cuando conocimos esa realidad, tomamos la decisión de abrirles las puertas, pero no solo como un gesto simbólico, sino con elementos diferenciales y especiales de educación pensados para ellos. Eso nos llevó a estructurar un modelo que hoy funciona y que les garantiza acceso y permanencia.
¿Qué tan grande es hoy esa población indígena que está estudiando en la institución?
En este momento tenemos más de 100 jóvenes de la etnia Embera Chamí, provenientes de varios resguardos del norte del Valle, entre ellos el resguardo indígena del Batatal y el resguardo indígena de Sanquinini. Son muchachos que vienen de lejos, en algunos casos recorriendo hasta doce horas de camino desde sus territorios para llegar al INTEP y cumplir con las clases que se desarrollan los fines de semana.
¿La institución ha tenido que crear apoyos específicos para que ellos puedan permanecer en la formación?
Sí, claro. Nosotros entendemos que no basta con admitirlos. La verdadera inclusión se mide en la permanencia. Por eso, cuando ellos llegan, la institución les ofrece alojamiento totalmente gratuito y también alimentación durante los tres días que permanecen acá, de viernes a domingo. La idea es que no tengan que preocuparse por nada que no sea estudiar. Además, el Estado está subvencionando la matrícula, la alimentación y el alojamiento, lo cual hace posible que este modelo funcione. Se trata de facilitarles todas las condiciones para que no haya excusas para no estudiar, sino que simplemente estudien, se concentren y aprovechen la oportunidad.
¿Cómo se articula este proceso con la identidad histórica del Intep como institución de una región agrícola?
Históricamente el Intep ha sido muy fuerte en las áreas agropecuarias, y eso está bien, porque hace parte de nuestra esencia y de nuestra historia institucional. Ese énfasis le permitió durante muchos años responder a las necesidades productivas del territorio y formar técnicos y tecnólogos que se integraron naturalmente a la economía agrícola del norte del Valle.
Sin embargo, lo que ha pasado en los últimos años —y en especial a partir de procesos como la inclusión indígena— nos ha permitido enviar un mensaje mucho más amplio sobre lo que somos y hacia dónde vamos. La llegada de estudiantes de resguardos indígenas, la diversificación de públicos y la transformación misma del entorno regional nos muestran que el Intep no puede quedarse únicamente en la formación agropecuaria. Ese legado sigue, lo honramos y lo cuidamos, pero hoy estamos en una etapa en la que debemos proyectarnos hacia áreas que permitan a nuestros jóvenes tener más herramientas, más posibilidades y más puertas abiertas.
Aquí aprovecho para darle la chiva, José Luis: el Intep ya pasó la fase de visita del Ministerio de Educación Nacional y de los pares académicos para el proceso de transformación de institución técnica profesional a institución universitaria. Ese es un paso gigante para nosotros y para toda la región.
¿Qué significa esto? Que, al convertirnos en institución universitaria, vamos a tener un panorama mucho más amplio para estructurar programas que hoy no se pueden ofrecer por ciclos propedéuticos... Programas de Psicología, Economía o Arquitectura diseñados bajo ciclos; pero como institución universitaria sí podemos crearlos en un solo ciclo completo, y eso nos abre la puerta para llegar incluso hasta ofrecer maestrías. Es un salto cualitativo que cambia la escala y el impacto del Intep.
Y eso se articula perfectamente con la ampliación de la oferta académica que estamos consolidando. Un ejemplo claro es Big Data, que es uno de los programas contemporáneos que más simboliza esta transición hacia áreas de conocimiento que responden a los mercados modernos, a la economía digital y a la demanda laboral actual.

Periodista y comunicador social. Jefe de la redacción web de El País, especialista en marketing digital y gerencia del talento humano. Apasionado de las transformaciones y los desafíos.
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