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Homenaje a los arrieros, una tradición que se niega a desaparecer

Lea la crónica sobre un oficio tradicional que está desapareciendo y que se conserva sólo en zonas de montaña. En Argelia se hizo un homenaje a la arriería el pasado fin de semana.

13 de julio de 2011 Por: Camilo Osorio Sánchez | Especial para El País

Lea la crónica sobre un oficio tradicional que está desapareciendo y que se conserva sólo en zonas de montaña. En Argelia se hizo un homenaje a la arriería el pasado fin de semana.

Algunos de ellos ya cambiaron las alpargatas por zapatos, el carriel por un maletín y la ‘peinilla’ la dejaron guardada en la casa. Lo que permanece son el sombrero y la costumbre de andar con las mulas por los caminos, loma arriba, en un oficio que parece estar muriendo. En Argelia, municipio del norte del Valle, sólo quedan quince arrieros que todavía dedican su vida a la tarea de transportar café, plátano o fríjol desde las fincas hasta los pueblos.Por eso, la Sociedad de Mejoras Públicas de la localidad rindió el sábado pasado un homenaje a estos trabajadores, quienes con su machete abrieron el camino en esta región, hicieron la carretera y distribuyeron los cultivos por toda la zona andina.A 224 kilómetros de Cali, en una de las casas de arquitectura campesina que quedan en Argelia, vive Hugo Usma Velázquez, el arriero más veterano de este pueblo. Tiene 55 años y se parece un poco al personaje paisa Juan Valdéz, pero nació en las montañas de Tuluá. Nunca se quita el bigote y muy pocas veces utiliza el carriel. Por su nombre no lo conoce nadie, pero si en Argelia alguien pregunta por ‘El arriero’ le indicarán que vive a pocas cuadras del parque.“Llevo 33 años en esto. De los más antiguos ya no hay ninguno, yo soy el más viejo de la última generación”, relata.Por las calles empinadas de esta población aún son visibles estos hombres que escalan los invisibles caminos de la cordillera, pero este símbolo típico del eje cafetero sin duda está en vía de extinción.“El trabajo del arriero se ha deteriorado mucho por tanta carretera y la escasa producción de café. Últimamente me la paso por los lados de Cartago llevando madera”, relató Usma Velázquez.Más de un año tiene la canción que Manuel Enrique Gómez Posada, el barbero del pueblo, compuso en honor a los arrieros y que se quedó guardada en un cajón de su peluquería.Desde 1960, cuando llegó a vivir a Argelia, este hombre de 75 años, también sastre y cantante, entona boleros, tangos y ‘musiquita de carrilera’, luchando como los arrieros, para no desaparecer en el tiempo.“De mi época han desaparecido muchos talentos y las administraciones no le ponen cuidado a eso. Aunque vivo aquí no se acordaron que tenía la canción indicada para este homenaje”, reniega un poco, con nostalgia del evento de este fin de semana.“El arriero que llegaba, tomaba su aguardientico, se decía mulas pedorras, le quitaban el aparejo; las largaban a pastar, se emborrachaban los viejos”, canta apoyando el requinto en su piernas y acompañado de un sorbo de cerveza.Manuel Enrique siguió cantando este sábado a menos de una cuadra del parque, donde más de 200 personas, vestidas de chapoleras y arrieros, asistieron a la inauguración del Monumento a la Arriería, que fue entregado como regalo a esta localidad. Monumento que lucha contra el olvido y que es un gesto de gratitud, en un municipio rodeado por más de 87 kilómetros de cafetales.Café que cambia la vidaA través del cultivo de café y el mantenimiento de las vías terciarias del Valle, más de 470 familias campesinas de las zonas rurales de 27 municipios del departamento han mejorado su calidad de vida. La mayoría de éstas vivían en situación de desplazamiento por causa de la violencia.La Organización Internacional para las Migraciones, el Comité Departamental de Cafeteros y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional desarrolla el programa ‘Jóvenes rurales’, que le entrega a 150 familias desplazadas 300 hectáreas para el cultivo de café, con el fin de incentivar el autoempleo.Y ‘Camineros’, programa que capacita a 200 hombres cabezas de hogar, también desplazados, en el mantenimiento de las vías terciarias de sus municipios.

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