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Fracasó el modelo del distribuidor exclusivo de aguardiente en el Valle

Pese a que se ha diagnosticado que tener un único distribuidor es un modelo ineficiente, en octubre de 2012 se dio un contrato igual a Consorcio Suprema.

7 de diciembre de 2014 Por: Unidad Investigativa de El País

Pese a que se ha diagnosticado que tener un único distribuidor es un modelo ineficiente, en octubre de 2012 se dio un contrato igual a Consorcio Suprema.

Buena parte de los problemas que afronta hoy la Industria de Licores del Valle empezó hace dos décadas, cuando la empresa decidió ceder el monopolio que tenía sobre el aguardiente a un particular para que comercializara su producto estrella.Y aunque está sobrediagnosticado que tener un único distribuidor ha sido un modelo ineficiente (primero con Dimerco que no pudo cumplir las ventas y luego con UT Comercializadora, que terminó en un lío por detrimento patrimonial), el 19 de octubre del 2012 se otorgó un contrato igual al Consorcio Suprema.Las cosas no han ido mejor. Pese a que el contrato lo ganó Suprema con su propuesta de comprar en efectivo, por lo que no se le exigió póliza de cartera, la empresa registra mora en los pagos de hasta 120 días, razón por la cual la Industria viene incumpliéndoles a los proveedores y subsistiendo con créditos de Infivalle. El 96% de los ingresos dependen de Suprema.El País conoció cerca de 20 correos y cartas internas entre la Secretaría General, la Oficina Jurídica y el representante legal del Consorcio Suprema entre el 2013 y el 2014 en las que insistentemente se le reclama al distribuidor por la mora en los pagos, la cancelación de intereses causados y que al cierre del 2013 la cartera con la ILV era de $85.105 millones.Sebastián Bonilla, representante legal de Suprema, aseguró que “el contrato tiene un sistema de pago dual y hemos transferido cumplidamente impuestos por $164.000 millones al Valle en estos dos años. La cartera que se genera es por el valor base de la ILV, algo normal en los términos comerciales de este tipo de contratos”.Pero un informe de Contraloría, de la vigencia 2012, señala que el impuesto al consumo de ese año, Suprema “solo lo terminó de trasladar en el mes de abril del 2013”. Cuatro meses después.Caída en las ventasLa segunda razón para adjudicar el contrato a Suprema fue por su propuesta del aumento anual en ventas, pero esto tampoco se ha cumplido. Al contrario, la industria vienen modificando el contrato para ajustar las cantidades a la medida del distribuidor, cuando la cláusula Tercera reza que “el contratista asume la obligación de comprar para distribuir y comercializar productos de la Industria”.“Pese a las afectaciones graves al mercado de licores en el Valle como la falsificación, el contrabando y la competencia desleal, Suprema sí ha cumplido con las metas de venta del contrato. Este contrato se inició en octubre del 2012 y al 31 de diciembre del 2013 registramos un cumplimiento del 88% y las exigencias mínimas son del 80%”, dijo el representante legal de Suprema.Pero El País conoció una auditoría que encontró que desde el 2010 se vienen acumulando inventarios y que solo en el 2012 quedaron guardadas 3.129.000 botellas, lo que explica porqué en zonas del Valle se vende aún la botellas del 2011. Es tanto el inventario que tiene represado el distribuidor, y del que tiene que salir, que la empresa produce a media máquina durante el primer semestre de todos los años.También se simula con ventas que se hacen en diciembre para cumplir la cuota y al pasar el año se reversa el pedido. Lo peor es que por cumplir la meta de ventas, el distribuidor recibe una jugosa comisión de éxito.Lea aquí: La politiquería tiene a la Industria de Licores del Valle tocando fondo

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