Las dos caras de la circuncisión

Especialistas exponen las razones por las que la cirugía en la que se retira el prepucio no debe hacerse de rutina. Riesgos y beneficios.

Hacer o no la circuncisión es uno de los dilemas que enfrentan los padres de hoy. Los partidarios del procedimiento argumentan que protege a futuro de las infecciones de transmisión sexual, mientras que los detractores le temen a las consecuencias que pueda traer en el ejercicio de la sexualidad o se frenan por prejuicios religiosos, porque consideran que no deben ir en contra de la naturaleza.Pero la verdad solo la tienen los especialistas.

Darío Hernando Cobo, pediatra de la Fundación Valle del Lili y docente de la Universidad Icesi, por ejemplo, es enfático en que la cirugía, que consiste en retirar el prepucio dejando al descubierto el glande o cabeza del pene, tiene unas indicaciones médicas precisas relacionadas con prepucios muy grandes que no retraen o impiden la salida normal de la orina (ver recuadro), por lo que realizarlo cuando dichos problemas no existen, es exponer al pequeño a una cirugía que sencillamente no necesita.

“Los riesgos del procedimiento, que no es tan sencillo como parece, según Alejandro Quintero, urólogo pediatra de la Fundación Hospital Infantil Club Noel, también deben ser un motivo para abstenerse de circuncidar a los niños sanos”.

Más aún si se considera que hacia los 2 ó 3 años es muy factible que desaparezcan de manera espontánea las alteraciones que pueden ser objeto de circuncisión, puesto que el prepucio va corriéndose hacia atrás a medida que el niño crece. En caso que esto no ocurra (fimosis), lo cual es poco común (el 95% de los niños logra retraer el prepucio a esa edad), se opta por recetar esteroides o antiinflamatorios que generan laxitud del prepucio o, en última instancia, por circuncidar al menor. De hecho, de no hacerlo, cuando sea adulto puede tener problemas en sus relaciones sexuales, por cuanto el prepucio no baja adecuadamente y aprieta el pene causando dolor. Además, facilita la acumulación de sustancias que se producen durante el coito y que pueden generar infecciones.

Lo que sí advierten los especialistas es que bajo ningún punto se debe tratar de retraer el prepucio a la fuerza, como acostumbraban algunos padres de familia hace unos años. “Esta práctica lacera o rompe el prepucio y genera cicatrices que a la larga van a ocasionar mayor imposibilidad de que se retraiga espontaneamente. Además, se puede producir sangrado e infecciones del prepucio”, comenta Quintero. Además, como explica Cobo, se puede causar una parafimosis, “en la que el prepucio se corre hacia atrás pero no puede volver a recuperar su posición inicial, lo cual se trata con maniobras especiales y si no se logra corregir hay que hacer una circuncisión”.

EL LADO BUENO

La otra cara de la moneda es que existe evidencia científica de que cuando los circuncidados llegan a la adultez tienen menos riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual como el virus del papiloma humano y el sida o de sufrir cáncer de pene.

Por otro lado, se sabe que posibilita un mejor aseo del pene. De hecho, cuando el hombre no circuncidado no tiene la precaución de lavar el pene con jabón retrayendo el prepucio, con el tiempo se va acumulando bajo esta piel una capa de células muertas (esmegma), en la que anidan fácilmente las bacterias, predisponiendo a las infecciones.

El PROCEDIMIENTO- Se realiza con anestesia general y bloqueo de los nervios del pene, para disminuir el dolor postquirúrgico.- Consiste en retirar o extirpar la parte del prepucio o piel que recubre la cabeza del pene (glande) y el meato uretral, la cual impide que se retraiga adecuadamente. Luego se sutura utilizando puntos reabsorbibles.- Es ambulatorio, es decir, que el mismo día el paciente se va para su casa.- Para evitar el dolor en el postquirúrgico se recetan analgésicos, así como cremas para impedir que el prepucio sufra adherencias de nuevo.- El mismo día el niño puede hacer una vida normal.

LOS CUIDADOS

- Restrinja la actividad del pequeño, evitando juegos bruscos.- En los primeros días después de la cirugía déle dos baños de tina al día, con agua y jabón, de unos 20 o 30 minutos.Esto con el fin de evitar que se formen costras que dificulten la cicatrización.- Absténgase de llevarlo a piscinas durante un mes para prevenir infecciones.

LOS RIESGOS

Necrosis o muerte del pene. Lo cual puede ocurrir por el uso inadecuado de un equipo que se utiliza para coagular la sangre y evitar las hemorragias, el cual funciona a base de una corriente que produce calor.

Fístulas. Cuando al hacer el corte del prepucio se corta equivocadamente la uretra, lo que deja a la persona orinando por otro orificio.

Pene en espiral. Anomalía que puede producirse por efecto de la cicatrización. 

Estenosis del meato. En la que se cierra el orificio urinario.

Hipersensibilidad. Lo que afecta la sexualidad.

Curvaturas. Que generan dolor y dificultan en la penetración.

Hematomas

Edema. Inflamación del pene.

Cicatrización queloide. Que aparte de antiestético es un problema que genera dolor.

Recidiva del anillo fimótico. Cuando el prepucio no retrae.

Rompimiento de los puntos de sutura.

INDICACIONES

Tanto en los niños como en los adultos, el prepucio muy grande (Fimosis) puede causar las siguientes anomalías que hacen necesaria la circuncisión:

Anillo Fimótico. Imposibilidad de retraer el prepucio, debido a una parte de piel que lo estrangula y no permite echarlo hacia atrás. 

Balanitis. Infecciones en el glande o cabeza del pene a repetición, es decir, que se presentes tres o cuatro veces. 

Alteraciones en el tracto urinario, como obstrucciones en la salida de la orina o reflujo de orina, lo que predispones a infecciones.