El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Salud

Artículo

El conductor del vehículo sufrío algunas facturas y laceraciones. | Foto: Cortesía para El País

ACCIDENTES DE TRÁNSITO

El duro camino del duelo por la pérdida de un ser querido en un accidente de tránsito

Traumas y depresión suelen afectar a los familiares de las víctimas de este tipo de siniestros inesperados. Sicólogos explican cómo enfrentar una crisis emocional y dolorosa.

19 de enero de 2020 Por: Redacción de El País 

El año pasado muchos colombianos perdieron a sus seres queridos en accidentes de tránsito. Fue para ellos una dura etapa que les generó tristeza y desazón por tratarse de un hecho sorpresivo y desafortunado para el cual nadie está preparado.

Tanto, que aún los miembros de esas familias lloran a sus muertos después del impacto inicial que les causó esa trágica noticia.

Las víctimas eran padres, madres, hijos, sobrinos y otros parientes cuyas vidas se apagaron inesperadamente en un siniestro ocurrido en una carretera o autopista cuando viajaban de vacaciones, o por otras razones.

Ese shock ocasiona sobre todo reacciones adversas en los niños y en los más jóvenes por lo que hay que estar muy atentos.

Lea también: Así es la partería, uno de los legados ancestrales del Pacífico

Las personas afectadas suelen pasar por varias etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. No tienen por qué sufrirse en ese mismo orden, ni una tras otra, sino que puede pasarse de una a otra y regresar a etapas anteriores hasta llegar a la aceptación de la pérdida.
Lo que más preocupa es que adolescentes y niños que perdieron a sus padres, por ejemplo, quedan tan afectados que algunos desarrollan problemas sicológicos e inestabilidad emocional si no se les brinda a tiempo orientación profesional.

Frente a ello, la sicóloga caleña, Paula Dávila recomienda en primer lugar mucho acompañamiento familiar desde un principio, y en el que puedan participar los amigos y las personas más cercanas.

“Entre todos pueden brindar más soporte a la persona que está elaborando su duelo” y pone de presente que “un grupo de apoyo que es muy valioso y lo subestiman es de los amigos, ya que ellos juegan siempre una posición más neutra para ayudar”, señala la doctora Dávila.
En esta condición, anota, se evita que alguien que perdió a un ser querido (en especial si fue muy cercano) caiga en una posterior etapa de aislamiento y soledad.

Sin embargo, Dávila recalca que hay que dejar que la persona afectada pueda expresar sus emociones como por ejemplo el llanto.

“Vivimos en una sociedad que nos castra las emociones y donde a la gente se le dice generalmente que no esté triste y que no llore cuando esta es una forma de desahogarse para sacar a flote esas emociones. Tenemos una sociedad demasiado castrante frente a las emociones”, señala.

Aceptación y adaptación

Acerca de la creencia de que para superar el duelo muchos proponen a los afectados acudir al entretenimiento, o irse de viaje para olvidar lo sucedido, la especialista dice que eso no es recomendable.

“Lo positivo es ayudarle (a la persona) en su proceso de aceptación, y que los demás respeten ese dolor y le den ese compás de tiempo para superar esa etapa”.

En ese sentido, la especialista recalca que la terapia sicológica es clave ya que sirve no solo para estos casos trágicos sino para todos los momentos de la vida.

Eso, agrega, permite un mejor manejo de la situación del afectado para lograr una etapa de adaptación y sobre cómo reorganizar la vida sin esa, o esas personas que fallecieron.

Esta tarea implica adaptarnos a nuestra nueva vida cotidiana.

Por su parte, ex sacerdote Gonzalo Gallo, ampliamente reconocido por sus terapias de orientación espiritual, dice que en estos casos luego de una tragedia “lo que ayuda es una aceptación serena, desapego, fe, paciencia y resiliencia. Hay que llorar y liberar emociones que laceran como miedos, tristezas, rabias y culpas”.

Y añade: “Pregúntate para qué murió tu ser querido, en lugar de atormentarte con lacerantes porqués. Te invita a vivir mejor. No hables de alguien como muerto. Ese ser vive ya con Dios e ir al cementerio es aferrarse al cuerpo que ese ser ya soltó. Suéltalo tú”.

De igual manera, indica que “si tienes fuertes apegos, poca fe y eres muy material, puedes quedarte “muerto en vida” sin hacer bien el duelo. La muerte no es un fin, es un nuevo comienzo; no es soledad, es reencuentro con seres que amas y con Dios”.

A ello, Francisco Canes Doménech, presidente de la asociación española DIA, que se especializa en este tipo de apoyos, afirma que “las circunstancias sociofamiliares son muy importantes, cuando la persona que pasa el duelo tiene hijos/as, suele salir adelante con más facilidad, pues inevitablemente debe seguir el día a día, cubrir muchas necesidades vitales de sus hijos/as -que no pueden esperar”.

“Nadie está preparado para perder a un hijo o hija en esas circunstancias, no es el orden natural de las cosas.” dice, “aún así, con ayuda, encontramos las herramientas para salir adelante”, puntualiza.

Un serio problema en las carreteras

En Colombia los siniestros de tránsito son el pan de cada día. Tanto que según algunos cálculos oficiales, se estima que unas 18 personas pierden la vida cada 24 horas en un accidente de auto, bus, camión o motocicleta.
Por eso, el año pasado el número de personas fallecidas en accidentes aumentó el 2%.

Del 1 de enero al 16 de diciembre de 2019 perecieron 6.329 personas, 115 más que en 2018.

Si bien el número de muertos creció en el 2019, los lesionados disminuyeron en un 7%. Así, entre enero y el 16 de diciembre, 33.539 personas resultaron heridas en choques, mientras que en el mismo periodo del año anterior fueron 35.988 casos.

Entre las causas, según el Instituto de Medicina Legal, figuran el exceso de velocidad, alicoramiento e irresponsabilidad al conducir. También hubo muchos accidentes por fallas mecánicas y hasta por microsueños que suelen afectar a personas que no con conscientes del peligro que representa el no dormir o descansar luego de un largo viaje.

De allí que los accidentes de tránsito se hayan convertido en una de las principales causas de muerte entre los colombianos, al lado de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras dolencias.

AHORA EN Salud