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"Todo ciudadano honesto dará su voto por el Sí": Monseñor Darío de Jesús Monsalve

Monseñor Darío de Jesús Monsalve afirma que sí se ha querido instalar una ideología de género en la educación “que ha sido nefasta”.

15 de agosto de 2016 Por: Olga Lucía Criollo | Reportera de El País

Monseñor Darío de Jesús Monsalve afirma que sí se ha querido instalar una ideología de género en la educación “que ha sido nefasta”.

“Hay que entender que la paz es el bien superior de una sociedad, por eso me parece muy indebido que se esté agitando tanto la Nación con el bipolarismo político, que ha sido desastroso para el país en toda su historia y ha sido causante de graves violencias”.

Así, el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, hace un llamado para que la intolerancia que ‘salpicó’ las marchas que se hicieron el pasado miércoles en contra de la llamada ideología de género no se siga extendiendo a otros temas como la votación por el Plebiscito por la Paz.

El prelado conversó con El País sobre por qué la Iglesia Católica reitera que desde el Ministerio se está insistiendo en negar la identidad sexual e hizo un llamado al ELN para que  “se abran a los caminos políticos democráticos”.

Monseñor, usted dijo que hacer marchas en contra de las cartillas del Ministerio de Educación era  tirarle más leña a la candela, ¿a qué se refiere?

Fundamentalmente al ambiente enrarecido que se ha creado en el país, la polarización, que se ha vuelto muy agresiva, realmente dañina. Me pareció que en esa  jornada había incursión de muchos intereses que están también politizados, incluso de algunas iglesias que también están buscando victorias electorales, entonces quería evitar todo eso.

Hay quienes dicen que la Iglesia Católica o alguna parte de ella se dejó manipular por otros intereses, ¿está de acuerdo?

Yo creo que hay recta intención en el llamado que se hizo a protestar, porque realmente hay una inconformidad grande, no de ahora sino de muchos años, con el intento de instalar en la educación y en la cultura del país lo que se ha llamado la ideología de género, que ha sido nefasta en muchos aspectos, porque es la negación de la identidad sexual. 

¿Y cuál es su posición al respecto, después de haber escuchado  las explicaciones de la Ministra y del propio Presidente, diciendo incluso que las cartillas no existen?

Las cartillas y el intento de instalar esa ideología en el país sí existen y es muy delicado, no solamente por lo que contiene esa ideología sino por la misma modalidad a la que se ha recurrido entregando el Ministerio de Educación a un movimiento que merece todo el respeto y toda la solidaridad para rechazar cualquier discriminación, pero al que tampoco se le puede aceptar la pretensión de condicionar ideológicamente la educación sexual, dando por sentadas esas tesis de lo que técnicamente se llama destruir la  pareja, la familia y la sociedad, porque no existiría una mujer natural ni un hombre natural y se partiría de que hombre y mujer son roles construidos socialmente y culturalmente  y no de naturaleza.

Muchos sectores se han mostrado indignados porque durante las marchas hubo frases agresivas incluso hacia la condición sexual de la Ministra, ¿qué responde?

Lastimosamente son lenguajes ya desgastados y consuetudinarios, que no aportan nada a la reflexión. Yo creo que las personas que se atribuyen una identidad sexual contraria a la que les ha asignado la naturaleza merecen el más absoluto respeto y la mayor solidaridad de todos en sus reivindicaciones y en ese sentido el pronunciamiento del Presidente  me pareció muy sensato, pero el problema es del otro lado, no solo que hay discriminación sino que hay manipulación ideológica. 

Se quiere imponer una ideología y si hay una protesta no es porque una persona que se considera homosexual o lesbiana esté en el Ministerio sino porque ponga este al servicio de su concepto de identidad sexual, y eso es distinto. Lo que le pedimos al Gobierno no es que discrimine a las personas sino que se respete el concepto distinto de las personas que no comparten esa diferencia.

¿Pero cree que lo que se vio en las marchas y en las redes sociales alrededor de esa marcha y las cartillas es una muestra de lo intolerantes que somos los colombianos?

Hay que rechazarlo. Como sacerdote, como ciudadano y como servidor de la paz rechazo absolutamente ese lenguaje. Yo creo que no podemos responderles ni a las redes que  tienen montado todo un terrorismo informático ni se les puede responder a los insultos de la gente sobre esto. Creo que el llamado que en estos días hizo el Papa Francisco es ese signo de madurez que debe  tener también quien piensa al ser humano y a la sociedad de una manera distinta, es el llamado a responder con bondad a las ofensas y a los insultos que se puedan dar, yo sé que eso nos cuesta, a mí mismo me cuesta mucho, y habrá que estar corrigiéndose y pidiendo perdón por las salidas de tono, pero hay que buscar vencer la perversión del lenguaje y de las actitudes con la bondad del corazón.

También se dice que el Centro Democrático aprovechó la situación para cobrarle una pelea política a la ministra Gina Parody...

El país está muy necesitado de volver a identificar una ética colectiva a la que le hemos dado siempre el nombre de paz, es decir, un principio ético de coexistencia, ni siquiera de convivencia, sino de coexistencia respetuosa y de construcción conjunta, participativa, de una sociedad justa, es decir, hay que entender que la paz es el bien superior de una sociedad, por eso me parece muy indebido que se esté agitando tanto la Nación con el bipolarismo político, que ha sido desastroso para el país en toda su historia y ha sido causante de graves violencias y hay que advertirle a la sociedad colombiana que no caiga en esas trampas que la historia de la violencia ya identifica bien en el país.

A propósito, ¿cómo evitar esa polaridad y el lenguaje de alto calibre al que se recurre para defender o disentir del proceso de paz?

Yo espero que si se dan los acuerdos entre el Gobierno y las Farc, que sería lo más normal porque el Gobierno fue elegido democráticamente y con un mandato de dialogar y llegar a esos acuerdos, pues la refrendación a través del plebiscito, que  no la considero necesaria, sea incluyente en la paz, es decir, que el plebiscito incluya en el concepto de paz tanto el Sí como el No. Por ejemplo: Sí a los acuerdos políticos, que me parece que es la refrendación, no a la lucha armada, que es la subversión armada que hemos tenido y no solo toca a las Farc, toca al ELN, al EPL, a todas esas organizaciones de ultraderecha armadas,  Clan del Golfo, lo que se llame y hasta la pandilla del barrio. Creo que la Corte Suprema deberá formular esa pregunta con un criterio de incluir a todo el país en la paz y no de decir paz Sí o paz No, eso me parecería muy grave. 

Siguiendo con la paz, ¿cómo ve el proceso que se está llevando para definir las zonas veredales donde las Farc  harán la dejación de armas?

Maravilloso, yo estoy, como Iglesia, apoyando ese proceso. El país está viendo que  los exarmados vienen con la protección del Estado y el acompañamiento de la ONU, la Cruz Roja y los países garantes, y pues ya significa que el proceso comienza a llegar a la sociedad colombiana, y esto debe valorarlo y entender que si bien esta no es la paz definitiva, es un muy buen comienzo  para seguir trabajándolo a fondo. Aquí lo que se necesita, en primer lugar, es la decisión y la audacia de este Gobierno y de los gobiernos que vengan y para ello se necesita la decisión y la claridad de los electores y sobretodo el construir juntos una base social para la paz, a la paz le falta es base social.

¿Y qué decirles a quienes aseguran que es posible mejorar los acuerdos, que es lo que dicen los amigos del No?

Siempre será posible hacer mejores cosas, pero hay que entender quién se refiere a lo mejor, para quiénes es lo mejor. A estos acuerdos hay que reconocerles la seriedad, la profundidad, la disciplina, la honradez mental y política con la que se han hecho y hay que mirarlos con mirada internacional. Son admirables las dos delegaciones en su persistencia, en su decisión, y es admirable la cooperación internacional que se ha dado en torno a esto y  los pasos pedagógicos que han ido llevando a que, sin firmar, ya estemos disfrutando del fin de un conflicto armado, por lo menos en ese frente entre las Farc y el Estado colombiano. Esperemos que la sensatez del pueblo colombiano se imponga sobre estas mentalidades que, como digo, tienen todo el derecho a expresar lo que sería mejor para ellos, pero el pueblo y todos tenemos derecho a preguntarnos qué es lo mejor para las víctimas, para los territorios asolados por la guerra, lo mejor para el presente y el futuro de la convivencia en el país.

O sea que usted va a votar por el Sí en el plebiscito...

Yo creo que todo ciudadano honesto dará su voto por el Sí a los acuerdos y no solo a los que se hagan con las Farc, también a los que se hagan con el ELN, que ojalá logre salir de ese círculo vicioso en el que cayó, repitiendo sus tesis y no abriéndose al momento histórico que está viviendo el país y el mundo y perdiendo una oportunidad de rehacer estas formas de lucha distintas a la armada y a una resistencia suicida. También esperamos que el reducto que queda del EPL y que las organizaciones criminales o Bacrim y el paramilitarismo, que todavía existe en modo preocupante, tengan oportunidades para legalizarse sin ser criminalizados, pero sí con un compromiso y un pacto de legalidad serio. Ojalá la empresa, el Estado y la comunidad internacional le apuesten a esa legalización de grandes sectores del país que viven del narcotráfico, del microtráfico, del contrabando, de distintas formas de ilegalidad y de criminalidad, de sicariato, entonces es necesario pensar en una paz integral, una paz que llegue a la base, al corazón de la violencia.

¿Cómo asume la posición del ELN de desaprobar los acuerdos entre el Gobierno y las Farc?

No se les está pidiendo que lo avalen o no lo avalen, lo que se les está pidiendo es que ayuden a enriquecer ese proceso y para ello hay que mostrar una alternativa, lo grave es que quieran seguir repitiendo viejas tesis que también corresponden al envejecimiento de los líderes y a una concepción que necesita abrirse decididamente a lo social, a los caminos políticos democráticos, ese es el pedido que se les está haciendo y en eso los seguimos acompañando y ayudando con mucha paciencia. 

El país no debe renunciar nunca, con nadie, a la paz, ni siquiera con los que ahora se autodenominan enemigos de la paz, que creo es que son enemigos o adversarios partidistas de otros, pero espero que en ningún momento tengan esa visión tenebrosa del futuro del país.

Al parecer, el secuestro sigue siendo el principal obstáculo para el avance de ese proceso...

Hay muchos obstáculos, hay muchas desconfianzas y hay que removerlas con gestos concretos, por ejemplo, con gestos humanitarios. Indudablemente, el Gobierno podría hacer mucho aquí con los presos políticos del ELN y ojalá que también el ELN propicie información humanitaria sobre las personas que tiene y abra ya el camino a devolver las personas o la verdad sobre ellas.

Sería muy importante que tuvieran ese valor de la verdad sobre el tema de los secuestrados y que se comience la mesa. A eso se debe llegar pronto y que se retome la agenda de participación de la sociedad, de democracia para la paz, de transformaciones para la paz, que son los tres primeros puntos de la agenda y que se le entregue realmente  a la sociedad, porque mientras el ELN no entre realmente a una mesa de diálogos seriamente y con unas propuestas alternativas de paz.

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