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Presidente Petro frente al Congreso
El presidente Gustavo Petro no cuenta actualmente con las mayorías en el Congreso, | Foto: Semana

Política

¿Es posible o inviable el nuevo pacto nacional que propone el presidente Petro? Aquí lo que dicen los analistas

En su discurso del pasado 7 de agosto el Jefe de Estado hizo un llamado a recuperar una coalición de partidos y gremios para sacar adelante los proyectos que quedaron pendientes en su primer año de mandato.

14 de agosto de 2023 Por: Redacción El País

Terminado su primer año de Gobierno, Gustavo Petro se encontró a sí mismo jugando el partido del poder en un terreno distinto al que lo recibió el 7 de agosto del 2022.

En ese momento llegó a la Casa de Nariño con un equipo interesante, variopinto y que elevó las expectativas sobre la posibilidad de sacar adelante reformas que se enfocaban mucho más en lo social; ese gabinete de alianza nacional que incluyó a personas que no eran del Pacto Histórico, como Alejandro Gaviria, José Antonio Ocampo, entre otros, fue bien recibido pero se convirtió pronto en flor de un día (por usar una expresión) y no sobrevivió ni siquiera doce meses, cuando observadores de la realidad nacional anticipaban que podría tener una vida útil de por lo menos dos años.

Gustavo Petro la guajira
En su primer año de Gobierno, Gustavo Petro nombró un gabinete de Gobierno que creó expectativa en el país. | Foto: Presidencia de la República

Para muchos, fue la forma de Gobierno de Petro la que desgastó la alianza, ya que lo califican de tener actitudes autoritarias y poco flexibles con las críticas y las observaciones técnicas, lo que provocó que la cuerda se rompiera, precipitando un relevo de 11 ministros en menos de 12 meses, lo mismo que las salidas de varios funcionarios de menor rango, pero mayor capacidad técnica.

Eso también se trasladó al Congreso, en donde posturas muy rígidas frente a observaciones a temas como la reforma a la salud y el apoyo irrestricto a la exministra Carolina Corcho llevaron a que se levantara un muro contra el que se estrellaron las iniciativas legislativas impulsadas desde el Ejecutivo.

Esa debilidad se evidenció con la elección de las nuevas mesas directivas del Congreso. Por ejemplo, en la presidencia del Senado resultó elegido Iván Name, cuando la intención de la Casa de Nariño era que ese cargo lo ocupara Angélica Lozano, de la Alianza Verde, aunque hay que decir que no era el nombre favorito de Petro por los constantes rifirrafes que ha tenido con Claudia López, esposa de Lozano y alcaldesa de Bogotá. El triunfo de Name fue interpretado para muchos como un nuevo fracaso en la búsqueda de alianzas.

Segundo debate reforma a la salud plenaria cámara de representantes
El segundo debate a la reforma a la salud tuvo lugar a mediados de año en la plenaria de la Cámara de Representantes, | Foto: ESTEBAN VEGA LA ROTTA

Estos reveses parece que acabaron por calar en el Presidente, quien el pasado 7 de agosto hizo un nuevo llamado a lograr un acuerdo nacional entre diversos sectores. “El acuerdo del que hablamos es un acuerdo en el que el Gobierno, partidos de oposición, empresarios, comunidades, partidos de Gobierno, sindicatos, organizaciones sociales y gente del común se puedan sentar a dialogar sobre sus problemas concretos. Este es un acuerdo de país”, señaló en su discurso de balance de primer año.

Para la politóloga Nury Astrid Gómez, recomponer el camino hacia alianzas externas es difícil, porque hay rupturas internas todavía.

“El intento de coaliciones regionales del Pacto Histórico está saliendo mal: no hay acuerdos ni reglas de juego claras, avales cuestionados y negados, listas cerradas convenientes a las cabezas territoriales, en fin, no hay aciertos y la decepción de pertenecer a un movimiento vestido de cambio ha implementado todas las prácticas tradicionales para llegar al poder”.

La analista enfatiza que la situación actual tiene raíces en el inicio de la Administración. “El Pacto fue solo electoral y no de Gobierno, por eso pasó de casi tener mayoría en el Congreso, que facilitó la reforma tributaria, a negociar uno a uno los votos —sin respetar ley de bancadas— a través de estrategas como Roy Barreras y, luego uno menos efectivo: Luis Fernando Velasco. Por eso, los próximos años serán de gobernabilidad fragmentada, pactada con intereses particulares, en el ojo público de los medios, incapacidad de convertir las promesas en realidades y con profundo daño a la esperanza de cambio en el país”.

Nicolás Petro Burgos y el presidente Gustavo Petro.
El escándalo desatado por Nicolás Petro Burgos sobre la financiación de la campaña del presidente Gustavo Petro dificultará que haya un nuevo pacto nacional. | Foto: Foto 1: Gerardo Gómez / Foto 2: Presidencia.

Por otro lado, Carlos Andrés Arias, gerente de la firma Estrategia y Poder, cree que la capacidad del Gobierno para crear nuevas alianzas está más mermada que nunca.

Esa negociación política se ve debilitada porque los representantes y senadores hoy están en la tarea de hacer campaña en sus regiones porque tienen interés en alcaldías y gobernaciones, así que hay una distracción en el Congreso. Además, hoy la opinión pública tiene mucha sensibilidad frente a la Administración y eso se traslada a los candidatos de los senadores y representantes en las regiones, ellos no pueden traicionar los sentimientos y la confianza de sus votantes, así que el panorama es complejo”.

Arias, sin embargo, cree que Petro puede recomponer el camino y lograr formar un nuevo acuerdo, como se lo propuso el 7 de agosto.

El Presidente tiene aún posibilidades de tender puentes con colectividades como el Partido Verde, no solo por cierta afinidad ideológica, sino porque Carlos Ramón González, hoy director del Dapre, ostenta mucho poder y está cumpliendo muchas de las funciones que tenía Laura Sarabia, incluso ocupando su oficina en el tercer piso del Palacio, y es uno de los fundadores del Partido Verde, lo que lo puede ayudar en las regiones”, explica.

Otro posible aliado, de acuerdo con el analista, es el Partido de la U, que se declaró en independencia, lo que le permite ser un jugador estratégico con capacidad de negociación para dar o no su apoyo al Presidente, a cambio de que los tenga en cuenta en la construcción de sus reformas.

En el caso de los partidos Conservador, Liberal y Cambio Radical, Arias cree que los acuerdos serán más difíciles de lograr, aunque en el caso de los azules considera que “se puede llegar a negociar al menudeo y romper la institucionalidad que se ha planteado de oposición por parte de sus directivas”. Con los liberales, anticipa que el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, podría liderar un grupo de disidentes que no acatan a puño y letra las órdenes de su director de partido, César Gaviria, quien, según sus observaciones, ha venido diluyendo su poder e influencia, aunque mantiene estructuras políticas sólidas, en especial en las regiones.

Por el lado de Cambio Radical, el analista sí descarta cualquier acercamiento, porque Germán Vargas Lleras ha sido uno de los críticos más duros de Petro y su Administración y cree que las diferencias entre ambos son irreconciliables.

Finalmente, el politólogo Fernando Posada cree que el panorama es complejo para el Jefe de Estado. “El presidente Petro empieza su segundo año de mandato con una desaprobación del 61 %. Que sea un momento para la autocrítica dentro del Gobierno. La crisis de la coalición y la pérdida de popularidad son señales de que el Gobierno se ha encerrado y radicalizado. Por más culpas que busquen, la situación es muy clara: el Gobierno insiste en un discurso grandilocuente de un ‘gran acuerdo nacional’, pero no ha sido capaz de mantener un diálogo estable y respetuoso con su propia coalición. Este segundo año será aún más complejo, pues las elecciones regionales harán que los partidos tomen distancia de la controversia de algunas reformas”.

Para Posada, el desgaste innecesario del Ejecutivo es enorme. “A diario, el Presidente insiste en dar peleas contra los gremios, los medios de comunicación, algunas instituciones, e incluso contra los mismos partidos que hacen parte de su alianza. Pocas cosas traen más incertidumbre para un país que un Gobierno que se queda cada vez más solo. El actual dilema que enfrenta el país entre las reformas radicales y la parálisis institucional es un grave escenario que merece ser replanteado desde la Casa de Nariño.

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