¿Quién daña los semáforos?

En Cali más se demoran en arreglar un semáforo dañado o vandalizado, que alguien en destruirlo de nuevo.

Son hechos sistemáticos: en cuanto el contratista termina la reparación y se pone a funcionar la luz de nuevo, alguien aparece para dañarlo, cogerlo a pedradas o pegarle un tiro.

¿Cómo entender que eso suceda en una ciudad con tantos problemas de movilidad y de circulación en sus vías?

Quiénes están dañándolos, por qué lo hacen, qué ganan con ello son preguntas que siguen sin resolverse.

Y cómo no hay respuestas ni parece que exista la manera de garantizar la seguridad de los semáforos, se llega al absurdo de ofrecer recompensas de 50 millones de pesos a quienes denuncien a los responsables, como si se tratara de los mayores delincuentes que operan en la capital del Valle.

Los semáforos prestan un servicio esencial para la movilidad y el orden en una ciudad que hoy padece el caos en sus vías.

Y ahora, además de la morosidad con la que ha actuado el municipio para reparar las decenas que fueron destruidos durante la asonada que empezó el 28 de abril y duró 45 días, reaparece el vandalismo.

En Cali hay que proteger los bienes que son necesarios para la comunidad y ponerle fin a una práctica que a quienes más daño les hace es a los que utilizan las vías para movilizarse.
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