La naturaleza sonríe
Mientras los colores naturales regresan al océano y los animales disfrutan del espacio libre que les han dejado los humanos, la atmósfera se empieza a liberar de la contaminación y en la mayoría del mundo el aire es más limpio.
Mientras los colores naturales regresan al océano y los animales disfrutan del espacio libre que les han dejado los humanos, la atmósfera se empieza a liberar de la contaminación y en la mayoría del mundo el aire es más limpio.
Todo indica que el confinamiento en el que está la mitad de la población global para detener el avance del Covid-19 ha significado para el medio ambiente la posibilidad de restaurarse y dar un respiro a sus ecosistemas.
Es lo que sucede con el hueco en la capa de ozono, que según un grupo de científicos de la Universidad de Colorado Boulder se recupera porque se han reducido las concentraciones de gases de efecto invernadero.
Y en Cali las aguas del río Pance corren cristalinas y sus riberas están limpias; en el Caribe colombiano la ausencia de personas y lanchas ha permitido que por la Bahía de Cartagena se paseen decenas de delfines, lo que sucede también cerca a las playas de Dibulla, en la Guajira, mientras que el mar de Santa Marta luce su radiante y natural color azul.
En medio de la emergencia, la humanidad tiene la oportunidad única de mirar desde su encierro obligado cómo la naturaleza se recupera y parece sonreír en su ausencia.
Lo que debería llevarla a la reflexión sobre la forma en que sus acciones, el consumismo desmedido y la indiferencia han afectado su entorno y cómo una vez pasada la emergencia debería ser capaz de convivir en armonía y respeto con la naturaleza.