La amenaza anual

La historia es la misma cada año: llega el verano y en el Valle arrecian los incendios forestales.

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2 de ago de 2020, 11:55 p. m.

Actualizado el 25 de abr de 2023, 05:10 a. m.

La historia es la misma cada año: llega el verano y en el Valle arrecian los incendios forestales.

Ayer fue Cerrogordo, en Dapa, el que ardió durante horas arrasando varias hectáreas de vegetación.

Son las lomas que sucumben cada 12 meses bajo las llamas y que no alcanzan a recuperarse cuando son de nuevo víctimas de esas conflagraciones generadas por acción humana.

Porque se sabe que no son eventos casuales y menos naturales: como lo reconocen las autoridades en un 99,9% los incendios forestales son provocados, ya sea por descuido o con la intención de causar daño.

Es como si no se aprendiera que una fogata que se deja medio encendida, una quema de maleza mal controlada, un cigarrillo arrojado desde un vehículo pueden encender una quemazón de proporciones incalculables.

Y están quienes lo hacen a propósito, como los invasores que aprovechan estas épocas estivales en que el fuego prende fácil para allanar el terreno donde se instalarán o que venderán a algún incauto.

A la emergencia que afrontan Cali y el Valle por la pandemia no se les deben sumar tragedias ambientales que se pueden evitar con las debidas precauciones o mediante una vigilancia estricta sobre aquellos sectores en donde generalmente intervienen manos criminales.

Aunque la protección de los cerros y montañas es responsabilidad de las autoridades ambientales, las comunidades deben estar en la primera línea del cuidado y conservación de sus recursos forestales y de su propia seguridad.

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