Fútbol y convivencia

Como deporte, el fútbol debe ser motivo de encuentros pacíficos en los que la sana convivencia y el respeto prevalezcan por encima de la confrontación.

Aunque las pasiones en la competencia están a flor de piel, se deben evitar los comportamientos en los escenarios deportivos que desencadenan reacciones violentas.

En el clásico vallecaucano del domingo pasado en el Pascual Guerrero, los espectadores fueron testigos de un acto de racismo contra un jugador, haciéndolo objeto de ofensas y burlas.

Y después del partido se presentaron riñas entre hinchas en la vereda Santa Inés, de Yumbo, que tuvieron como desenlace el fallecimiento de una persona en medio de una confrontación.

Esas acciones son inadmisibles en una región donde el deporte es un símbolo, y la diversidad étnica y cultural es amplia; se debería promover la tolerancia y el respeto.

Por ello es inaceptable que un partido de fútbol lleve
a irrespetos y agresiones por la raza de sus participantes, o que se convierta en motivo de tragedias como la ocurrida en Yumbo.

Los hinchas del Cali y del América deben entender que se puede expresar el amor por sus divisas sin llegar
a extremos de violencia y discriminación.