El terrorismo inútil
La gran lección que deja el fin de ETA, el grupo terrorista conformado en 1959 como brazo armado de los independentistas vascos, es que usar la violencia y recurrir al miedo para lograr su propósito no sirvió de nada.
Siga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias
2 de may de 2018, 11:55 p. m.
Actualizado el 21 de abr de 2023, 05:20 p. m.
La gran lección que deja el fin de ETA, el grupo terrorista conformado en 1959 como brazo armado de los independentistas vascos, es que usar la violencia y recurrir al miedo para lograr su propósito no sirvió de nada.
Aunque en el año 2011 ya habían cesado sus ataques luego de ser diezmados por las autoridades españolas, ahora anuncian la desarticulación total de su organización a la vez que aceptan “el sufrimiento desmedido provocado como consecuencia de su lucha”.
Es un mensaje de arrepentimiento, en el que también reconocen el fracaso de recurrir al terrorismo para conseguir sus objetivos.
En 59 años de existencia ETA cometió 2472 acciones criminales que dejaron 858 muertos, miles de heridos e infundieron pánico por toda España y en la frontera de Francia.
Su propósito de conseguir con ataques indiscriminados la independencia de la región vasca no se logró; ahora sólo les queda el camino del arrepentimiento, del perdón y del resarcimiento a España y a quienes se convirtieron en víctimas de su lucha irracional.
Es una situación parecida a la que viven las Farc, la exguerrilla a la que tampoco le sirvieron las seis décadas dedicadas a la guerra en Colombia y de la que se espera que al fin reconozca el daño causado, muestre arrepentimiento, pague por sus acciones y repare a quienes fueron víctimas de su violencia.
6024455000






