El reclutamiento de menores

Aunque las denuncias sobre reclutamiento de menores de edad en el oriente y las laderas de Cali no son nuevas, es innegable que en los meses recientes se han redoblado y las autoridades deben intervenir.

De tiempo atrás se sabe de organizaciones criminales y bandas delincuenciales que han convertido en su objetivo a los barrios con mayor marginalidad, donde buscan a niños y adolescentes para que se unan a sus filas, los amenazan o extorsionan a sus familias para cumplir su cometido.

Para evitar que eso siguiera sucediendo, se desarrollaron estrategias como los Tíos, Territorios de Inclusión y Oportunidades, iniciativas del Gobierno local en las que se invertían recursos públicos para ofrecerles a las comunidades más vulnerables alternativas al mundo de la violencia y el delito que las acosan.

Infortunadamente esos programas, que mostraron buenos resultados, se desmontaron en la actual administración y se abrió así de nuevo un espacio para que el reclutamiento de menores creciera.

Frente a lo que está sucediendo, no solo sirve la intervención de la Fuerza Pública y de los organismos de seguridad.

Hay que persistir en hacer presencia, ofreciendo recursos y alternativas para que los niños y jóvenes de las zonas más afectadas tengan un mejor futuro.

Es el deber del Estado que supera el ámbito de las intervenciones policiales, que por supuesto deben mantenerse, pero que se debe también dirigir a proteger y brindar oportunidades a quienes son más vulnerables