El Papa y el Islam

La visita del papa Francisco a los Emiratos Árabes Unidos tiene gran significado.

Por primera vez un Pontífice visita la Península Arábiga, la cuna del Islam más radical, para estrechar lazos entre dos culturas tan disímiles, con concepciones tan diferentes sobre las libertades o sobre el papel de la mujer.

Lo hace además en un momento convulso en el Medio Oriente por los conflictos interreligiosos, guerras civiles y pugnas sectarias que se viven, como la de Yemen en la que Emiratos tiene una participación activa.

Francisco estuvo apenas 40 horas en el país de 9,5 millones y medio, donde hay un millón de católicos.

En Abu Dhabi fue recibido por el príncipe heredero y por el Gran Imán de Al Azhar, máximo jerarca del Islam.

Se reunió con el Consejo de Sabios de esa religión, con quienes firmó una Declaración sobre la Fraternidad, y celebró una misa a la que asistieron 170.000 fieles católicos.

El mensaje fue claro al llamar a un diálogo interreligioso como única alternativa para el mundo: “O construimos el futuro juntos o no habrá futuro”, dijo Francisco.

La suya ha sido una visita importante, que se da en el momento justo para promover un acercamiento entre las dos religiones.

Y demuestra que el diálogo sincero puede hacer posible la convivencia, el instrumento con el cual se respetan las diferencias y se superan los motivos que han desencadenado las luchas irracionales y los odios que invitan al conflicto, a la guerra y a la destrucción de la humanidad.