El crimen en Caracas

No es la primera vez que en la Cota 905, en Caracas, se viven tres días de pánico por los enfrentamientos entre organizaciones criminales y las fuerzas armadas venezolanas.

Ni tampoco es la primera en que el régimen de ese país le echa la culpa de lo que sucede al imperialismo o acusa a la oposición de estar detrás de esas acciones por el interés que tienen de sacarlos del poder.

Lo cierto es que Caracas, y Venezuela en general, están sitiados por la violencia de grupos delincuenciales que en muchos casos tienen su origen en los colectivos bolivarianos y la complicidad del régimen para mantener su dominio sobre esa nación.

Y ahora suceden casos como los de la Cota 905, donde el fin de semana se desató una balacera que dejó 23 víctimas mortales, 15 de ellas personas del común que fueron ejecutadas o alcanzadas por las balas perdidas.

Eso que pasa cada vez con más frecuencia en la capital venezolana es el ejemplo del descontrol casi absoluto que hay en una ciudad bajo amenaza de los grupos delincuenciales, así como de la incapacidad de las fuerzas de seguridad para contrarrestarlos.

También es la demostración del interés que tiene el gobierno de Nicolás Maduro en vincular esas expresiones de violencia con la oposición para justificar la represión que está desarrollando en su contra y que llevó a la detención del líder opositor Freddy Guevara acusado de terrorismo, o al fallido intento de captura de Juan Guaidó.