El caos del Centro
Como sucede cada año en vísperas de diciembre, al centro de Cali se lo toman hordas de vendedores ambulantes.
Como sucede cada año en vísperas de diciembre, al centro de Cali se lo toman hordas de vendedores ambulantes.
Y al igual que siempre no hay forma de que las autoridades hagan el control que exigen los ciudadanos y el comercio formal que paga impuestos y que ve cómo se afectan sus ventas durante la que debería ser la mejor época del año.
A estas tempranas horas ya hay vías del Centro taponadas por las ventas callejeras, en algunas de las cuales no pueden circular los vehículos, mientras los peatones se van quedando huérfanos de andenes para caminar, con los riesgos que ello implica para su integridad.
Y está el problema de la inseguridad que se agudiza durante las últimas semanas del año, porque incluso para la Fuerza Pública es difícil garantizar la tranquilidad en el sector.
Cómo será el caos que se vive en el centro caleño, que ni siquiera los vendedores ambulantes tradicionales, aquellos que siempre han estado allí y se encuentran agremiados, se aguantan lo que está pasando.
La excusa para permitir tal invasión del espacio público no puede ser el derecho que todos tienen a ganarse el sustento diario, menos cuando esa laxitud va en detrimento de la tranquilidad ciudadana.
Por ello hay que exigir que se ejerza la autoridad y se adelanten los controles necesarios.
Mientras el comercio informal no se organice y mientras se permita la multiplicación de vendedores ambulantes, no se garantizará que los caleños puedan moverse por el Centro con tranquilidad y seguridad.