Amenazas inaceptables
En una sociedad libre y democrática, al periodismo no se puede impedir que cumpla con su deber de contar la verdad pues sería claudicar ante la violencia.
El deber del periodismo es informar y ser los ojos de la comunidad.
Esa es la labor que han cumplido Eduardo Manzano y Alexánder Cárdenas, periodista y camarógrafo del Canal Caracol en Cali, al investigar y publicar sus informes sobre la presencia de organizaciones criminales, el narcotráfico y todos los factores de violencia que afectan al norte del Cauca y el sur del Valle.
Por narrar lo que sucede, ellos y otros periodistas han recibido amenazas, han sido perseguidos y acosadas sus familias y algunos han tenido que abandonar su profesión e irse de Colombia para proteger sus vidas, como lo hicieron esta semana Manzano y Cárdenas.
Esa es la manera como se pretende silenciar a la prensa y obligarla a que no saque a la luz pública las actividades criminales de los delincuentes.
En una sociedad libre y democrática, al periodismo no se puede impedir que cumpla con su deber de contar la verdad pues sería claudicar ante la violencia.
Por ello hay que proteger a los periodistas, solidarizarse con ellos y exigir a las autoridades que les brinden las garantías de seguridad que sean necesarias para que realicen su trabajo e informen a los colombianos.
Es lo que debe hacer una democracia, donde la libertad de prensa y el derecho a estar informados no pueden ser víctimas de quienes pretenden acallar el periodismo.
Contra los designios de la violencia está el respaldo que deben recibir los periodistas amenazados.