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¿Somos competitivos?

Todo indica que Colombia se está acostumbrado a comprar del extranjero, aprovechando la combinación de apertura, revaluación y competencia que está experimentando. Y mientras tanto, la exportación de productos manufacturados, es decir, los que involucran mayor valor agregado, apenas creció el 4,7%.

22 de febrero de 2013 Por:

Todo indica que Colombia se está acostumbrado a comprar del extranjero, aprovechando la combinación de apertura, revaluación y competencia que está experimentando. Y mientras tanto, la exportación de productos manufacturados, es decir, los que involucran mayor valor agregado, apenas creció el 4,7%.

Luego de años de discusiones y debates, llegó el Tratado de Libre Comercio con Corea del Sur, otro más de los compromisos que adoptó Colombia en cumplimiento de su política de apertura. Y si bien los consumidores están recibiendo ventajas incuestionables, la pregunta de fondo es si el país, la industria y el agro colombiano están listos para afrontar los retos de competir en igualdad de condiciones. Hoy, los colombianos están recibiendo ofertas que no hace mucho tiempo parecían impensables. Es que la revaluación les ha entregado una capacidad de compra de bienes y productos extranjeros que antes parecían distantes. Además, el acceso rápido y sin mayores trabas al crédito, y los recursos que ofrece la tecnología a través del Internet que llega cada vez a más hogares, están otorgándoles una capacidad de consumo que se expresa con gran fuerza en el aumento de la demanda. Es decir, la apertura para las importaciones y los recursos disponibles a través de descubrir la capacidad de crédito de los consumidores están convirtiendo en realidad la promesa de abaratar la vida de los colombianos. Además de contribuir a la estabilidad en los precios, ello se refleja de manera contundente en el crecimiento del comercio, sin duda el sector más beneficiado, y cuyo efecto se ve también en el crecimiento casi exponencial del volumen de créditos otorgados por el sistema financiero. Otro aspecto presentan los sectores productivos. En el 2012, la industria mostró una situación que está llegando a escenarios preocupantes. Mientras la fabricación de autopartes decreció el 16,9% en producción y el de automotores experimentó una caída del 9,3%, el calzado se redujo en 0,1% y la de sustancias químicas en el 4,2%. Y si bien se registraron crecimientos importantes en la fabricación de aparatos de uso doméstico del 22,1%, el balance para la manufactura colombiana, un alza del 0,7% que significa casi dos puntos por debajo de la inflación, debe llamar a la alerta.Todo indica que Colombia se está acostumbrado a comprar del extranjero, aprovechando la combinación de apertura, revaluación y competencia que está experimentando. Y mientras tanto, la exportación de productos manufacturados, es decir, los que involucran mayor valor agregado, apenas creció el 4,7%. Otro tanto puede decirse de la situación que presentan sectores agrícolas como el café, hoy apabullados por la combinación de revaluación, altos costos y una conducción de la industria que demanda explicaciones, porque no todo los males de los cafeteros pueden achacársele al clima y a la caída del dólar.¿Qué está pasando? ¿Acaso Colombia se ha adecuado al reto de una apertura, que significa aprovechar sus ventajas competitivas antes que dedicarse al consumo que facilita el alud de divisas generadas por los sectores primarios como la minería? ¿ Se está cumpliendo la promesa de construir la infraestructura necesaria para evitar que el transporte de un container entre la China y Buenaventura sea más barato que llevarlo desde el puerto a Bogotá? En una pregunta: ¿Acaso hemos transformado nuestra economía para adecuarla al reto de la apertura representada en los TLC?

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