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Las nubes del Brexit

Boris Johnson, el Primer Ministro del Reino Unido, está en problemas. Al acercarse la fecha definitiva para el retiro inglés de la Unión Europea, se ha creado una tormenta política que amenaza con romper los lazos de confianza entre las partes.

20 de septiembre de 2020 Por: Editorial .

Boris Johnson, el Primer Ministro del Reino Unido, está en problemas. Al acercarse la fecha definitiva para el retiro inglés de la Unión Europea, se ha creado una tormenta política que amenaza con romper los lazos de confianza entre las partes.

El tratado del Brexit firmado en octubre de 2019 se debe finalizar en los próximos meses y ratificarse al final del año. El debate más complejo se centra en la Ley de Mercado Interno impulsada por Johnson, que busca eliminar los apoyos estatales y controlar el comercio entre Inglaterra e Irlanda del Norte. Esta medida crearía una frontera ‘dura’ entre los dos, y entraría en conflicto directo con el tratado del Brexit y estaría en contravía del Acuerdo de Paz de 1998 que eliminó en gran parte treinta años de violencia en Irlanda del Norte.

Esta potencial violación de la ley internacional, aparte de tener consecuencias de orden público, pondría un palo en la rueda no solo al tratado, sino a un eventual acuerdo comercial entre Inglaterra y la Unión Europea, pieza clave en la reactivación económica de la isla. La intención de Johnson, que viola el acuerdo internacional a través de leyes nacionales es trazar una línea ‘dura’ con la UE.

Esa estrategia ha complicado las negociaciones comerciales y la confianza del mundo en Inglaterra como socio legítimo y destino estable para la inversión. Por ello, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, le recordó a Johnson las palabras de Margaret Thatcher: “Gran Bretaña no rompe los tratados”.

Es difícil medir si el caos creado por la Ley de Mercado Interno fue un esfuerzo deliberado o un error de cálculo de Johnson, cometido sin medir las réplicas que ocasionaría. Aunque en los últimos días el gobierno ha intentado bajar las tensiones, el daño ya está hecho. Sus cinco antecesores se han pronunciado, algunos funcionarios han renunciado, y Bruselas afila su estrategia legal contra los ingleses.

La relación con Estados Unidos también está herida. A pesar de la visita de altos funcionarios a Washington para asegurar las buenas intenciones con Irlanda del Norte, hay preocupación sobre la viabilidad de Inglaterra como socio serio para temas políticos y comerciales.

Además de los pulsos en la negociación del Brexit, el Reino Unido enfrenta un futuro complicado. El país, cuya riqueza depende en gran parte de los servicios financieros, no se recuperó totalmente de la crisis del 2008. Las negociaciones de salida de la UE han consumido capital político y generado desgaste económico.

Distraído con sus conversaciones con Europa, Gran Bretaña abandonó sus regiones. El virus del Covid-19 ha causado graves daños en el país, y amenaza con ahondar la recesión y golpear aún más las industrias del turismo y entretenimiento.

Ante las nubes que rodean el Brexit, Boris Johnson enfrenta un reto mayor: crear una nueva voz que incluya una política exterior coherente, una forma clara de relacionarse como país clave con la UE y el resto en temas de seguridad, banca, y comercio, si pretende recuperar el peso de Inglaterra en el mundo y restablecer la confianza en su palabra.

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